Jesús Vázquez Trujillo
El acta de independencia, no fue firmada por ningún jefe insurgente

El 27 de septiembre de 1821, el coronel criollo Agustín de Iturbide entró triunfante a la ciudad de México al frente del Ejército de las Tres Garantías, dejando al general Vicente Guerrero a la retaguardia de las tropas, para dirigirse al palacio de los virreyes, donde lo estaba esperando el último gobernante español, don Juan de O Donojú y Ryan para hacerle entrega del bastón de mando.
Ahí lo estaban esperando, O Donojú y Miguel de Bataller, antiguo oidor e inquisidor de la ciudad de México.
En el palacio, Iturbide pronunció un emotivo discurso el cual culminó con la expresión: ¡Ya sabéis la manera de ser libres! ¡A vosotros os toca señalar la manera de ser felices!
Durante todo ese día, solo cundió la algarabía, la felicidad, el gozo y la fiesta por la libertad de la nueva patria.
Al día siguiente, al medio día, también en el Palacio Virreinal se firmaría el acta de independencia del Imperio Mexicano.
Sin embargo, ningún jefe insurgente fue convocado para la firma del acta, así como tampoco para su redacción, la cual fue hecha por O Donojú e Iturbide, solamente convocaron a puro realista converso en trigarante.
Los jefes y soldados insurgentes fueron desplazados, cosa que le cobrarían muy caro a Iturbide.
El general Vicente Guerrero, tampoco fue convidado a la firma del acta, siendo que él fue el único jefe insurgente que se mantuvo en pie de lucha.
Además de que el 27 de septiembre, ambos debieron entrar juntos a la ciudad de México al frente del Ejército Trigarante.
A manera de compensación, Iturbide nombró a Guerrero comandante en jefe del Ejército imperial.
Una vez que Agustín de Iturbide fue coronado emperador de México en junio de 1822, cargo que Guerrero aceptó sin chistar.
Sin embargo, a la postre también se levantaría contra Iturbide al secundar el Plan de Casa Mata, proclamado por el coronel Miguel Santa María.
