Jesús Vázquez Trujillo
Tejas, no quería separarse de México

En enero de 1821, el rey Fernando VII, decidió otorgar concesiones para que 300 familias católicas, originarias de la Luisiana, que habían vivido en este territorio cuando era una capitanía española y no habían deseado ni la nacionalidad, ni la ciudadanía estadounidense, cuando el 30 de abril de 1803, el primer cónsul francés Napoleón Bonaparte, vendió el inmenso territorio de la Luisiana, a la Unión Americana por $80,000,000 de francos, Se establecieran en el deshabitado e inhóspito territorio septentrional de Tejas, en el vecino virreinato de la Nueva España.
Esas 300 familias, llegaron a Tejas con 1000 esclavos negros cada una, estableciéndose y adquiriendo hectáreas de tierra para el cultivo de algodón.
Primeramente, el líder de los colonos estadounidenses fue Moisés Austin, quien obtuvo la concesión del rey español. Posteriormente, tras su muerte su hijo Esteban logró que la concesión otorgada a su padre, le fuera ratificada y ampliada por el gobierno mexicano.
Los colonos estadounidenses estaban muy contentos y cómodos en Tejas, pues las haciendas algodoneras afloraban y eran prósperas, ya que el algodón cultivado le era vendido tanto a las entidades federativas sureñas mexicanas como a Inglaterra.
La cual estaba molesta por los gravámenes arancelarios que los Estados Unidos le había impuesto a sus productos, por lo cual, Gran Bretaña se había convertido en el principal comprador del algodón cultivado en Tejas.
Por ello, los colonos tejanos legítimos no pensaban, ni en separarse de México, ni en ser una república independiente, ni mucho menos en anexarse a la Unión Americana ya que, si se convertían en una república, tendrían que gastar en constituir un gobierno con todo lo que ello implicaba.
Sí se unían a los Estados Unidos, tendrían que pagar elevadísimos impuestos al gobierno federal estadounidense.
En cambio, perteneciendo a la República Mexicana, los colonos tejanos no pagaban ningún tipo de impuesto, ya que debido a la lejanía de Tejas, el gobierno mexicano, no le hacía ningún caso, por ello los dejaba hacer y deshacer.
Lo más que los colonos tejanos pedían al gobierno federal, era que Tejas se constituyera como una entidad federativa más, separada e independiente de Coahuila.
Los que desgraciadamente, empezaron a propagar la idea de que Tejas se independizara de México, y se constituyera en una república, o se anexara a la Unión Americana, fueron un grupo de filibusteros, comandados por el aventurero Samuel Houston, procedentes del estado de Tennessy.
Quienes habían llegado a Tejas, movidos por la codicia que despertaba la prosperidad del septentrión tejano, los colonos legítimos, dirigidos por Estaban Austin, llamaban “rufianes” a los corsarios encabezados por Samuel Houston.