Jesús Vázquez Trujillo
¡México Siempre Fiel!
En 1848, el Papa Pío IX, es expulsado de Roma por los liberales italianos, encabezados por Giuseppe (José) Garibaldi, quienes buscaban la desaparición de los Estados Pontificios, para lograr la unificación de la península itálica.
El Papa fue exiliado a Nápoles y confinado en el lóbrego castillo de Gaeta; al saberlo, el gobierno mexicano, encabezado por el presidente José Joaquín de Herrera, envió al Ministro de Relaciones Exteriores, Mariano Otero a Nápoles, para ofrecerle asilo al Papa en México, mientras podía regresar a Roma, además de solicitarle que convirtiera a la Ciudad de México en la sede de la Iglesia Católica; el Papa se conmovió profundamente con el ofrecimiento de Otero, ya que nuestro país fue el único en ofrecerle asilo, más el Papa rechazó tan generoso ofrecimiento.
Cosa que lamentó profundamente el emisario mexicano, sin embargo le hizo entrega de un pequeño cofrecillo con $40,000 en oro, para que el Papa pudiera solventar sus gastos en el exilio napolitano y no pasara privaciones ni carencias, ante éste “acto de nobleza”, Pío IX, pronunció una frase que casi 150 años más tarde, le sería adjudicada a su sucesor Juan Pablo II. ¡México, Siempre Fiel!
