Jesús Vázquez Trujillo
La batalla del viernes santo

Durante los festejos de la Semana Santa de 1856, el arzobispo de la ciudad de México, Antonio Pelagio de Labastida y Dávalos, invitó al presidente Ignacio Comonfort a presenciar los festejos religiosos de la “Semana Mayor”.
Sin embargo, el general Comonfort se excusó y dijo que mandaría en su representación al también general Juan José Baz, quien era gobernador del Distrito Federal.
Al enterarse el arzobispo Labastida ordenó que se le negara la entrada a la catedral.
El general Juan José Baz, declaró que entraría a como diera lugar a la Catedral Metropolitana, ya que venía en representación del Presidente de la República, sin embargo, una multitud iracunda, se colocó frente a la puerta de la catedral y no lo dejó entrar.
Por ello, se tuvo que retirar, regresando al día siguiente con soldados y albañiles para demoler la catedral a cañonazos, logrando entrar a la catedral, pero siendo echados por los feligreses iracundos.
Por lo tanto Juan José Baz y su ejército, tuvieron que huir de ahí para no ser linchados por la feligresía enardecida.