Jesús Vázquez Trujillo
Manuel Ávila Camacho, no quería que el ejército se inmiscuyera en la política

El general Lázaro Cárdenas del Río, asumió la Presidencia de la República el 1 de diciembre de 1934, designando como su Secretario de la Defensa Nacional al divisionario poblano Manuel Ávila Camacho, quien en 1939, le sugirió la conveniencia de que los militares fueran expulsados del Partido de la Revolución Mexicana.
Eliminando con esto la participación de los militares en actividades políticas y en el desempeño de cargos públicos dentro de los tres niveles de gobierno, bajo el argumento de que como la revolución ya había terminado, las condiciones del país habían cambiado.
Y por lo tanto, había llegado el momento de transformar a la revolución en una institución en la que los civiles tenían que estar al frente, lo que el presidente Lázaro Cárdenas entendió perfectamente, sin embargo le hizo saber a Manuel Ávila Camacho.
Que debido a la guerra internacional que se estaba librando en Europa, un general al frente de la Presidencia de México, era necesario, pues su liderazgo político, fortalecía al país, al gobierno y al mismo Partido de la Revolución Mexicana.
Quien eligió al general Manuel Ávila Camacho como candidato a la Presidencia de la República, asumiendo el cargo, el 1 de diciembre de 1940, siendo él el último militar en ocupar la primera magistratura de la nación, ya que debido al genocidio cometido el miércoles 2 de enero de 1946, por elementos del ejército federal en contra de la población civil de León, Guanajuato, el general Manuel Ávila Camacho, finalmente tomó la decisión de excluir al ejército de toda actividad política y cargo público.
Actividades que, de 1946 en adelante, estarían reservadas únicamente para los civiles, tal y como lo deseaba desde 1939.