Jesús Vázquez Trujillo
Los legisladores patriotas
Para enero de 1848, la guerra entre México y los Estados Unidos de América, estaba prácticamente perdida para nuestro país.
Los poderes de la federación se habían trasladado a la ciudad de Querétaro, ya que el ejército estadounidense ocupaba la ciudad de México desde septiembre de 1847.
En abril de ese mismo año, el presidente James Knox Polk, envió a México a Mr. Nicolás P. Trist, como ministro plenipotenciario de los Estados Unidos de América, para negociar un tratado de paz, amistad y límites fronterizos entre ambas naciones que pusiera fin a la guerra.
Esta propuesta dividió al Congreso de la Unión en dos bandos, por un lado estaban los que deseaban poner fin a la guerra, y por el otro, estaban los legisladores que no solo deseaban continuar la guerra, sí no que se opusieron a ratificar el tratado propuesto e impuesto por los Estados Unidos.
Este bloque de legisladores estaba compuesto por 11 diputados, encabezados por el Lic. Manuel Crescencio Rejón García, quien llevó su negativa a firmar un tratado tan humillante con la Unión Americana, ante la Suprema Corte de la Nación, sustentando sus argumentos jurídicos en el artículo 23º del Acta de Reformas, expedida en 1847.
Cuyo texto prohibía a cualquiera de los tres poderes federales enajenar, vender e hipotecar cualquier hectárea de territorio nacional.
Sin embargo, la Suprema Corte de Justicia, desechó los alegatos presentados por Manuel Crescencio Rejón, arguyendo que los tratados son acuerdos de voluntad, firmados entre dos o más naciones, además, de que conforme a lo dispuesto por la normatividad del derecho internacional público, era válido, el ceder territorios, sí con ello se alcanzaba la paz internacional, que ya era tan necesaria para México.
Desechando, también la propuesta de continuar con la guerra y suscribir un nuevo tratado hasta que México saliera victorioso.
Desafortunadamente, los argumentos presentados por estos 11 diputados patriotas fueron desestimados, por lo que el 2 de febrero de 1848, se suscribió y firmó el Tratado de Guadalupe – Hidalgo, mediante el cual México entregó a los Estados Unidos de América la mitad septentrional de su territorio continental.