“Música y baile en el México de 1911 – 1912”
Jesús Vázquez Trujillo
El 1 de enero de 1912, el presidente Francisco I. Madero y su esposa Sara Pérez Romero, se encontraban en el alcazar del Castillo de Chapultepec.
Escuchando la pieza musical favorita de Madero, intítulada “Club Verde”, compuesta por el maestro Rodolfo Campodónico, siendo el himno de los clubes antirreeleccionistas.
Mientras que el resto del pueblo, se divertía en las fiestas escuchando una polka mexicana llamada “Las Bicicletas”, escrita por Salvador Morlet.
En las sociedades urbanas, estaban de moda los valses y el más famoso fue compuesto en 1888.
Y fue compuesto por el músico guanajuatense Juventino Rosas, quien le puso por nombre “Sobre las olas”.
Sin embargo, para la juventud “Sobre las olas”, ya les parecía sumamente anticuado, por lo que a finales de 1911.
Apareció otra pieza valsistica, denominada “Cuando escuches éste vals”, melodía compuesta por Antonio Garrido.
Mientras tanto, en París, el general Porfirio Díaz pasaba su primer año en el exilio, con un dejo de nostalgia.
Se puso a escuchar en un gramófono la canción “Dios nunca muere”, compuesta por Macedonio Alcalá, compositor oaxaqueño para el ejército de oriente que don Porfirio comandaba en 1867.
Mientras que doña “Carmelita” Romero Rubio, escuchaba el vals “Carmen”, compuesto en su honor por Juventino Rosas en 1885, para granjearse las simpatías y los favores del general Porfirio Díaz.
También escuchaba una marcha austriaca, compuesta por Johan Strauss, padre. Llamada “Marcha Radezki”. El 1 de enero de 1912, se estrenó en México la marcha llamada “Lindas Mexicanas”, compuesta por un militar.