miércoles 27, noviembre, 2024

MI QUERIDA NIÑA

Un adictivo e intenso thriller psicológico alemán

Víctor Bórquez Núñez.

Basado en una novela de Romy Hausmann -Mi dulce niña- y con un suspenso que atrapa desde el inicio, esta miniserie de seis capítulos es la historia de una mujer secuestrada con dos pequeños, en una abandonada base militar por un psicópata en la ciudad alemana de Düsseldorf. Las razones de su inmediato éxito en la plataforma de Netflix se deben, ante todo, a una excelente dirección que privilegia un ritmo enervante y a la cruda exposición de la manipulación, el abuso y la violencia, sin caer ni en el morbo ni el efectismo gratuito.

Mi querida niña es desde el comienzo un thriller, donde el suspenso, el misterio y las sorpresas del guion atrapan a los espectadores, en especial porque gran parte de la historia tiene como una de sus protagonistas a una niña de doce años, Hannah, cuya presencia y comportamiento son inquietantes, quien esconde muchos secretos indispensables para la comprensión cabal de este drama, dirigido por Isabel Kieefeld quien, con mano segura, lleva adelante una miniserie llena de recovecos, de dolores y traumas, donde lo criminal y la psicopatía se cruzan con el abuso en contra de los niños y de las mujeres.

La primera advertencia es que esta miniserie germana es para público adulto y con criterio formado, no es un producto para la entretención ligera, sino que se trata de un relato intenso, denso, a ratos agobiante pero siempre vigente y bien estructurado.

EL OSCURO OBJETO DEL DESEO

Mi querida niña se mueve con varios personajes como protagonistas, todos los cuales giran en torno a una chica, Lena, desaparecido durante trece años y cuyos padres siguen esperando, desesperados, alguna pista que los lleve a la verdad y a la recuperación de su hija.

En el episodio inicial, una mujer es impactada por un vehículo y trasladad de urgencia al hospital más cercano. Se abre la esperanza de que se trate de Lena y ello despierta las expectativas de la policía, sobre todo por tratarse de un caso que, a la fecha, sigue sin resolver.

Mediante flashback breves y relatos colaterales, nos enteramos de que esa mujer ha estado encerrada junto a dos pequeños, Hannah y Jonathan, en un remedo de hogar completamente aislado de la luz solar, con barrotes en las ventanas y puertas cerradas con llave. Los tres deben seguir estrictas reglas de conducta en ese recinto, respetar horarios y mostrar las manos por ambos lados cada vez que llega “el padre”, el psicópata al que no vemos, pero sabemos capaz de una violencia sin límites.

Comprendemos -sin verlo- que la mujer vive crispada y aterrada, fingiendo ser “la madre”, que ha sido abusada física y sexualmente y que su salud mental está alterada por los sucesos que ha debido padecer.

Esa mujer logra escapar y tras ser atropellada, es conducida al hospital junto con la pequeña Hannah, dejando atrás a Jonathan, solo en ese siniestro lugar, iniciándose así esta impactante miniserie alemana.

En cada capítulo nos atrapa el misterio y nos inquieta la presencia enigmática de Hannah, que parte por asombrar a la enfermera que la cuida con su extraño comportamiento, sus conocimientos y sus respuestas. Lo primero que le dice a la cuidadora es que su nombre es un palíndromo, es decir se lee igual de izquierda a derecha que de derecha a izquierda.

Pronto van apareciendo nuevos personajes: Bühling, un vecino de los padres de Lena, policía que investigó su desaparición en el inicio, pero que tuvo que dejar de lado esa labor por su relación demasiado estrecha con la muchacha y carga la culpa de no lograr la respuesta y Aída, una joven agente policial que se va adentrando en un caso escabroso y va descubriendo que el caso, en apariencia rutinario, implica develar secretos antiguos e inconfesados.

Y un personaje que no vemos, pero está presente en la mente condicionada de la mujer y los niños: el psicópata que sigue con su manipulación psicológica y tratando de rescatar y reunir de nuevo a “su familia”.

La serie tiene todos los elementos para ganarse la adhesión de los espectadores, partiendo por su brevedad, lo acotado de su trama y la capacidad de la directora para armar un universo donde se intuye la desazón y el misterio. Todo esto sazonado con un suspenso que realmente cautiva, seduce y atrapa.

Con buenas locaciones, mejores intérpretes y una presencia inquietante de la joven Hannah, esta miniserie no solo es adictiva, es también la constatación de que aun cuando se traten temas tan terribles como la violencia y la psicopatía, siempre es buen pretexto para analizar y tratar de comprender la naturaleza humana.

Disponible en Netflix.

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