miércoles 27, noviembre, 2024

México pierde un gran contador de historias. Ese narrador llamado: Jorge Fons

Inmemoriam por Jorge Fons.

Raúl Adalid Sainz

Un viejo abuelo marca el tiempo, es 2 de octubre, día del acontecer de un «Rojo Amanecer». Este escrito es un recuerdo vivo al cine del gran Jorge Fons. Cómo vivirlo si no es en imágenes, si no es en el estremecimiento de sus historias.

Voy en este viaje por «Fe, Esperanza y Caridad», y me detengo en esta última etapa de cortometraje, para vivir «Caridad», el episodio de tres, (los otros dos son realizados por Bojórquez y Alcoriza), dirigido por Fons. Un corto de treinta minutos que es un largo en sí. Una gran composición de guion, hecho por el director, y que es un portento organizado en su principio, medio y fin.

Una extraordinaria dirección de actores, virtud excelsa de Fons. Un chillar de impotencia, desde la entraña por Katy Jurado, en ese deambular por las calles del centro de la ciudad de México, para cumplir pedimentos kafkianos de una inclemente burocracia.

Ella sólo quiere el cuerpo de su marido acuchillado para enterrarlo. Un episodio que en treinta minutos cuenta un universo de vida. Es un de buenas intenciones está lleno el infierno, es el destino cruento, el abuso judicial al miserable, el tétrico arbitrio burocrático mexicano.

Extraordinaria historia y dirección de Fons. El viaje se dirige a 1973, y nos lleva al western que también Jorge dirigió, y muy bien. La película: «Cinco mil dólares de recompensa», con guion de Arturo Ripstein. La presentación de la película es un carrusel extraño de personajes. Es un pueblo del oeste en atmósfera teatral de inicio a vivir. Un cuento de héroe solitario queriendo liberar la vida del pueblo del mal. Otra gran dirección de actores por parte de Fons. Gran reparto para un joven realizador: Claudio Brook, Armendáriz JR, Silvia Pasquel, Jorge Luque, Consuelo Velázquez, Gabriel Retes, Ludwik Margules.

1974, «Los Cachorros». El mundo atormentado de «Cuéllar», se revela tras esa terrible mordida del perro «Judas», a indefenso niño enjabonado de la cara en la regadera. Esa mordida en genitales desgraciará el mundo de juventud de «Cuéllar». Magnífico guion de Jorge Fons, en adaptación a la novela homónima de Mario Vargas Llosa. Un Pepe Alonso, una Helena Rojo y Carmen Montejo, espléndidos.

Llega en 1976, una obra en construcción cinematográfica maravillosa: «Los Albañiles». Un guion de Vicente Leñero, trabajado con Fons y Luis CarrIón, mismo que es un ejemplo de una gran gramática cinematográfica narrativa. El juego de tiempos en reverberancia, del pasado al presente y viceversa.

Todo dejando un eco de rumor. Un narrar de costumbres que pintan contextos, mundos de vida. La dirección de actores, traza unidad, detalles interpretativos que delatan la condición humana. Un asesinato se ha dado en un edificio en construcción. El velador » Jesús», ha muerto, muy de mañana. ¿Quién fue el asesino? Todos y nadie.

Una película muy premiada en diversos festivales. Entre ellos el prestigioso «Oso de Plata», del «Festival Internacional de Cine de Berlín», en su XXVII edición, en 1977. Me atrevo a confesar que «Los Albañiles», es la película de Fons que más me gusta: Por su impecable narración cinematográfica, la gran dirección de actores, marcando una unidad tonal en ellos, el talento interpretativo de todos los actores, por crear el director toda una sinfonía de todos sus elementos en organización y resaltarlos.

«‘Rojo Amanecer», es la gran denuncia al silencio atroz de asesinato de un gobierno autoritario y represor. Es la valentía en talento de guion de Guadalupe Ortega y Xavier Robles. Es la dirección precisa de Jorge Fons, para contar un terrible universo en un departamento.

Nunca vemos imágenes de la matanza, oímos los disparos e imaginamos lo terrible. Otra espléndida muestra del director de cómo dirigir actores.1989, el año de filmación.

Llega 1985, y vemos en pantalla una clase cinematográfica de sintetizar una novela de universo egipcio, al centro de la ciudad de México. En específico a un callejón llamado «De los Milagros». Magnánimo guion de Vicente Leñero en adaptación a la novela de Naguib Mahfuz. Obra de orfebrería en verdad. Un trabajo inaudito de Leñero y Fons, por darle forma a esta historia.

Culminando el trabajo en dividir el material en cuatro historias que marcan el universo contextual de vida de los personajes: «Rutilio», «Almita», «Susanita» y «El Regreso». En verdad un extraordinario trabajo de artesanía cara transformada en guion.

 De lo mejor en la historia del cine mexicano por la exigente complejidad a descifrar. La realización de Fons es impecable. Donde hay una amalgama de espléndidas interpretaciones. Otra vez la mano del gran director de actores es notable. El gran acierto de un gran conductor de intérpretes es que su mano no se sienta, pero el resultado en unidad y lógica actoral serán su eco de acierto. Sencillamente un peliculón.

Era un 22 de septiembre y un viejo abuelo puso como en «Rojo Amanecer», la fecha en el calendario del adiós de un Jorge que mató al dragón del silencio. Fons es un director perteneciente a esa maravillosa generación de cineastas como: Cazals, Hermosillo, Isaac, Arau, Ripstein, que nos dieron voz en imágenes para comprender y analizar nuestra realidad mexicana.

Jorge Fons, nos dice adiós, su cine nos queda como gran consuelo, y como un recordatorio para los nuevos cineastas de que ese es el camino del buen cine mexicano. Narrando, emocionando desde lo nuestro. Al cine se va a vivir una experiencia emocional, después vendrá la razón, así definía el gran Fons, al milagro del cine.

¡Gracias Jorge Fons, por tanto bueno que nos diste!

Por cierto, el director siempre consideró a sus estudios teatrales, como el gran maestro para el montaje de sus escenas y a su habilidad para dirigir actores. Por lo tanto recomendaba a los cineastas estudiar teatro, para conocer a fondo la materia interpretativa, y por ende saber dirigir al histrión para la comprensión del personaje y el surgimiento de la emoción. Los actores que trabajaron con Jorge lo amaban por ser un auténtico guía.

Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan

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