8 de marzo
Que tiemble el Estado, los cielos, las calles
Que tiemblen los jueces y los judiciales…
Vivir Quintana
Sandra Sierra Limones
Ya casi es 8 de marzo. Las mujeres sobre todo jóvenes, ya rebasaron a las autoridades y están listas para la marcha. El funcionariado femenino ya sacó sus outfits rosas y morados y sus pañoletas: Mientras el funcionariado piensa cómo va a lucir, dónde acomodar las flores y a quién invitar que no sea molesta o desagradable, las mujeres, las comunes, las normales, las que vivimos el acoso callejero en los camiones, las que sufrimos el desdén del ministerio público, el “venga mañana” para denunciar agresiones, las que callamos el abuso sexual del jefe para no quedarnos sin trabajo, las que vivimos el infierno en los juzgados al pedir que los padres cumplan sus obligaciones alimentarias con los menores, estamos listas para aunque sea un día, un solo día, exhibir la digna rabia.
En época electoral, hasta las mujeres importamos: vamos a escuchar discursos bonitos, sentidos, hasta parecerán sinceros. Mujeres del poder y en el poder, ese día parecerán transparentes y hasta empáticas… Lo malo, es que después del 8 sigue el 9 y ahí se acaba todo… hasta el 25 de noviembre, cuando volvemos a instalar la parafernalia, los outfits y los discursos.
A las mujeres, todos los partidos nos deben. En el ámbito federal, las que eran aliadas, no dudaron nada en limitar al mínimo los presupuestos para el adelanto de las mujeres, porque primero es el hueso, primero es quedar bien con los señores del poder que las causas que las encumbraron. El mítico anexo 13 que costó tanto, ha quedado reducido a programas de transferencia sin perspectiva de género, como las pensiones a los adultos mayores y el programa de sembrando vidas. Ya casi no recordamos cómo en ese presupuesto se iban sumando los logros y se aumentaban los alcances, cómo el Sistema de Cuidados, las guarderías, la lucha contra el cáncer de mama y cáncer cervicouterino entre otros.
También terminaron con los recursos con los que Organizaciones de la Sociedad Civil se sumaban al trabajo de abatir brechas de desigualdad y generar acciones para la igualdad sustantiva, porque al actual gobierno le caen bien las mujeres, siempre y cuando no se organicen, siempre y cuando no quieran cambiar el sistema patriarcal que tan buenos réditos les ha generado.
En Durango, en el ámbito estatal, la Alerta de Violencia de Género está transitando por su sexto año, sin pena ni gloria, si usted viera los informes pensaría que andamos estrenando alerta, empantanada entre la falta de voluntad, la falta de conocimiento del mecanismo, y la falta de recursos económicos. Lo que pasa en Durango, no se podría entender de otra manera, mas que con el silencio, disimulo y omisión de la Conavim, que ha terminado siendo un organismo también de transferencia de recursos: a eso limitan su lucha por la atención y erradicación de la violencia.
Ante este panorama, saque usted su pañuelo y vamos a marchar, porque todas merecemos ser escuchadas, aunque sea nada mas el 8 de marzo.