Así no Silverio….
Sandra Sierra Limones
Durango es motivo de vergüenza nacional un día si… y el otro también. Siempre es gracias a los políticos, por su desdén, por su olvido, por su incapacidad… o porque no pueden seguir las mínimas normas de convivencia social.
El último fue el regidor Silverio Álvarez, morenista de cepa, machito por convicción e incongruente por vocación.
Silverio es el mejor ejemplo que no basta con ondear una bandera, declararse morenista hasta las cachas y vituperar contra los “adversarios” reales o imaginarios para ser regidor.
Silverio es el mejor ejemplo de porque no queremos ni les creemos a los políticos, o porque creemos que ser regidor se limita a acudir de vez en cuando a la Presidencia, levantar la mano, recibir un jugoso sueldo y sentarse en las sesiones de cabildo a decir ocurrencias.
Silverio volvió a equivocarse: regó el tepache, soltó la bola, la cajeteó, para que me entienda, porque él dice que habla como “pueblo”.
Flaco favor le hace al pueblo al pensar que una mentada de madre es patrimonio cultural. A nombre del pueblo, le digo que no. Señor Silverio usted habló como lo que es, como un “hombre” ignorante, incapaz de gestionar sus emociones, incapaz de romper con sus paradigmas y sus estereotipos, usted no representa al “pueblo”, representa a los hombres que ya no caben en una sociedad a la que le urge conciliar, serenarse, dar la mano y pensar en colectivo.
A mi usted me da mucha pena, y por sus hijos y por sus hijas, le recomiendo dos cosas:
- Un taller de nuevas masculinidades, donde pueda desaprender la violencia con la que se desenvuelve, donde sepa que gritar, denostar, insultar, ofender no lo hacen más hombre, sino al contrario, lo hacen un guiñapo.
- Un taller de inteligencia emocional, donde aprenda sobre autorregulación, donde sepa que la irresponsabilidad e impulsividad de actuar a la primera, generalmente nos provoca arrepentimiento, y que a veces provocamos sufrimiento en otros, y finalmente muy, pero muy pocas veces vale la pena.
Silverio, cambiar no es malo, es difícil, y a veces son procesos que nos desgarran por dentro, pero el resultado siempre es a favor.
A Morena, mi más sentido pésame, con estos representantes, no hay “adversario” de fuera que les pueda hacer tanto daño como los propios. Que forma de auto boicotearse.
A Manuel de la Peña, no me queda más que recomendarle clases de autodefensa, uno nunca sabe cuándo las pueda necesitar.