viernes 26, julio, 2024

MERCERÍA

¿A QUIÉN LE DAN PAN QUE LLORE?

Sandra Sierra Limones

Antes del proceso electoral, un amigo me invitó al cierre de campaña local de Maynez… (seguramente lo leíste y te vino a la mente la canción). Mi amigo prometía que iba a llegar con sus pasos prohibidos al cierre. Le pregunté si era simpatizante al partido naranja y si iba a votar por ellos y me respondió: “no, yo Morena 100% yo estoy becado”.

Mi amigo no es discapacitado, no es de la tercera edad y no está estudiando, cuando indague sobre su beca me comentó que era de las becas para ninis. Obviamente no está en ninguna empresa capacitándose, ni pretende en el corto plazo insertarse en el mercado laboral formal, es uno de los tantos casos de un manejo clientelar y opaco de los programas sociales, él trabaja por su cuenta, y es uno de tantos mexicanos que nunca dudaron su voto, y nunca creyeron en los mensajes de los estrategas de campaña de la oposición, que, dicho sea de paso, parece que fueron los únicos que ganaron.

Estuve en un proceso de conteo de votos: las reformas que se hicieron para acatar la intencionalidad han dejado la puerta abierta a que se respete la “voluntad popular”:  se cobran los doscientos pesos a cambio de una foto con una cruz en el lugar indicado, y luego se señala el repudio: un “No” o un insulto y la cruz en el lugar que verdaderamente se desea.

El problema central es que la clase política no ha entendido que doscientos pesos ya no convencen, que la gente necesita compartir algo, un anhelo, una idea o una esperanza en el mejor de los casos o un enemigo común de perdido como ha sido los últimos años. AMLO y sus feligreses reconocen muy bien a este enemigo común: los fifis, los conservadores, la prensa vendida, Felipe Calderón, los que quieren que regresen sus privilegios (como si alguna vez hubieran dejado de ser privilegiados) Loret de Mola, y últimamente hasta Estados Unidos entre otros muchos.

A nadie le dan pan que llore, y ya se observó en la última jornada electoral. El gran reto para la oposición será tener algo que compartir: no puede compartir programas sociales porque casi ya no gobiernan ni en su casa, pero puede recordar cuando decían que “las ideas y los valores del alma eran sus únicas armas, que no tenían otras, pero que tampoco había mejores”.

Pero antes de eso, por favor, por favor… saquen a Marko y a Alito (bendito Dios a Jesús ya le dio los Santos Oleos el INE y su votación ínfima) pero esos dos personajes no van a entender que no pueden encabezar ya defensa alguna, que nadie les cree absolutamente nada, su credibilidad y su honorabilidad, son inversamente proporcionales a su caradura.

Porfas… ya váyanse.

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