EL PRI Y EL PAN
Sandra Sierra Limones
El PAN sabía ser oposición… pero se le olvidó.
No comulgo con el ideario del partido, yo creo que los Derechos Humanos son Universales, al PAN se le complica esa idea, pero no por eso puedo sustraerme a la enorme deuda que les tenemos como los pioneros en la lucha por la democracia.
Los panistas se rifaron en un momento donde el PRI era así más o menos como Morena: elecciones de estado, presidencialismo exacerbado, fraudes electorales, pactos con los grupos criminales, crítica descalificada, y muy poca capacidad para el dialogo y la concertación. Al PRI de aquellos años se le daba más bien el terminar con las voces disidentes matándolos y tirándolos al mar, en la mal llamada guerra sucia, porque de sucia no tenía nada, eran impecables con los procedimientos para acallar cualquier sonido que desentonara.
El PAN tiene más doctrina que cualquier iglesia. Si querías pertenecer al partido tenías que conocerla, pero sobre todo practicarla. Ahora los panistas no conocen más que una maraña de frases choteadas que en algún momento dijeron los que hicieron historia como la primera y la única fuerza de oposición en México.
A los panistas les gustaba mucho pensar, analizar y debatir, pero en los ochenta, llegaron los “barbaros del norte”, que eran gente de acción, de acción nacional.
Casi todos eran ricos, de buena cuna, estudiados pero cansados. Salieron muchos de las organizaciones patronales, y decidieron perderle, porque no siempre la política ha sido tan buen negocio, pero apostar a un país donde hubiera transparencia, rendición de cuentas, división de poderes y elecciones limpias.
En los ochentas, los señores de alcurnia hacían discursos incendiarios, pero también tomaban carreteras, oficinas electorales, cerraban puentes, firmaban desplegados… en la lucha perdían riquezas, sus familias y hasta la vida. Imagínense, hasta conseguían entre sus correligionarios quien fuera a cuidar las casillas GRATIS, así como lo lee.
Luego llegaron los que querían ganar, pero ganar dinero, posiciones, poder, proveedurías, contratos… ¿la dignidad de la persona humana? Eso pasó a la historia y trituraron las ideas; de repente, se empezaron a mimetizar con su principal rival político y cada vez se volvió más difícil diferenciarlos: bueno, hasta se unieron ahora que tenían un enemigo común muy dispuesto a arrebatarles espacios y privilegios.
Pero el PAN sabe ser oposición. Tuvo que ser en Coahuila, no por voluntad propia, sino por la indiscreción de su líder nacional sobre los acuerdos en lo oscurito, se veían muy compungidos de ser oposición, de dar la buena batalla, pero no tuvieron de otra.
Creo que más de uno se reencontró en esa coyuntura, creo que pueden y deben ser oposición, ya pudieron una vez, ya saben dónde estuvo el error, o los errores, y hasta les pueden poner nombre y apellido.
EL PRI
Antes, en el PRI nadie se movía porque no salías en la foto.
Había que tener mucha paciencia, a veces asomarse, a veces sumarse y las más de las veces sumirse, pero permanecer. Era una carrera de resistencia y de coyunturas: Que a tu compadre le fuera bien, que tu compañero de sector fuera el favorecido, que te volteara a ver el mero bueno: que vieras y callaras, que asintieras a todo, que estuvieras dispuesto y que tuvieras la absoluta certeza que el jefe no se equivocaba.
Luego llegaron los malditos vientos de la democracia. Se empezaron a realizar contiendas internas que eran las buenas, lo demás era puro trámite. La oposición se contentaba con poco, y la mayoría de las veces la generosidad del tricolor para compartir algo, era mayor que las aspiraciones de los del otro bando.
Pero entonces, se apareció Morena.
Morena no hizo otro partido: no se dedicó a generar cuadros, ni a llevar nuevos rostros o nuevas ideas al poder. Sacó del ropero y casi del osario y del camposanto a los que iban a encabezar los esfuerzos de este instituto político. Luego, aceptó cuadros con menos canas y menos ideas, pero igualmente ex tricolores.
El PRI terminó por ser lo que fueron los Pumas para el futbol mexicano durante muchos años: la cantera. Morena e incluso otros partidos se nutren de las figuras y hasta de los cuadros de medio pelo otrora tricolores, lo raro es que no buscan calidad, agarran cada cosa… no se necesita mucho, renegar del pasado inmediato, decir que de repente sufriste una visión como la de San Pablo rumbo a Damasco y que te unes al Partido de las verdades absolutas.
Antes en el PRI nadie se movía porque no salías en la foto, y salir en la foto te cambiaba la vida, te la resolvía, para ti y las siguiente siete generaciones.
El problema es que en el PRI siguen sin moverse.
Con un Partido que parece que ya nada más está en la nostalgia y en el recuerdo y con un dirigente que no conoce ni la vergüenza ni la dignidad, no hay un solo priista que levante la mano y proponga reconstruir los pedazos, vaya, ni siquiera han pedido la cabeza del líder, más amigo del botox que de los votos.
Todos nos vamos a morir, hasta el PRI, pero no sean malos, amigos priistas, si más no se puede, pónganle una venda, conéctenlo al oxígeno, denle un analgésico y pídanle los santos oleos, denle una muerte digna y no en manos de su asesino y verdugo Alito.