martes 14, mayo, 2024

MERCERÍA

Mujeres en situación de…

Sandra Sierra Limones

En época electoral las mujeres nos volvemos el centro de las promesas, el problema es que los políticos ya ni siquiera quieren pensarle, o tomar un curso exprés de perspectiva de género para conocer que nos aqueja y hacia donde deberían ir direccionados sus esfuerzos.

Al más puro estilo del Peje Salvador del Mundo, los apoyos directos llueven en las propuestas, que si la transformadora, que si la tarjeta madre, que si construyes con ella, que si te libra de la violencia, que si te da medicinas, que si te salva del fuego eterno…

Con una frivolidad absoluta, los que aspiran a dirigir destinos de Torreón, y de otras localidades piensan que una tarjeta igual abate brechas de desigualdad que previene, atiende, sanciona y erradica la violencia, transversaliza la perspectiva de género y en pocas palabras resuelve todos los males.

Tristemente esto no es cierto, las tarjetas tan en boga y tan de moda, no son más que otra visión clientelar de tratar los temas de las mujeres sin profundizar en las causas del atraso, o de la violencia o de los feminicidios, sin percibirnos como sujetas de derechos y sin generar políticas públicas a lo mejor menos vistosas, pero definitivamente más necesarias.

La Justicia Social de la que tanto hablan y tan poco practican, requiere acciones para disminuir las brechas de desigualdad, la exclusión, la pobreza y la discriminación, y para lograr esto lo menos que se necesita son diagnósticos, fuentes de información, y muchas otras herramientas que las ideas que parecen más brillantes de lo que realmente son de los estrategas de las campañas, que dicho sea de paso cada vez la sufren más, ya que ante tanto cinismo, la gente lo único que hace es retraerse, y lo que debía ser democrático se convierte en el juego de unos cuantos.

Señores. Piénsenle, las mujeres no somos importantes nada más en época de campaña, tampoco necesitamos ser exclusivamente receptoras de recursos de transferencia, necesitamos profesionalización, compromiso, presupuestos y que le bajen al ego.

Lo voy a repetir hasta que me canse, la política va a cambiar cuando las grandes decisiones de este país, de cada estado y de cada municipio, se dejen de tomar en las cantinas, y se tomen en las cocinas, en ambientes de sororidad y de trabajo conjunto, cuando nos demos cuenta, que la mitad del pastel nos pertenece, y dejemos de pedir permiso y opinión sobre si no lo podemos comer, cuando no lo podemos comer y quienes podemos ser invitadas. Las mujeres de Torreón merecemos mejor suerte.

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