martes 24, septiembre, 2024

MERCERÍA

  • “La Democracia es un asunto demasiado serio como para confiárselo a políticos”. Abraham Lincoln

Sandra Sierra Limones

Hace poco, me subí a una de esas camionetas grandotas que usan los políticos, donde no se sienten ni los pozos ni los baches: una diputada local me dio “raite” y fui escuchando como le dictaban actividades que tenía que hacer: qué tenía que contestar a ciertas preguntas, y cómo tenía que concertar ciertos temas. Me llamó mucho la atención y pregunté porque otra persona le “daba línea” para lo que tenía que responder y me dijeron: “Es que el que realmente dice y hace, es él, que es su sobrino… la puso a ella para seguir teniendo el poder”.

En esos tiempos, me topé también con una candidata morenista. Como siempre me dio mucho gusto saber de una mujer que participaba activamente en política… hasta que supe que era la esposa de un vampiro político que sorbió todo de un partido, cargos, prebendas, notaría, candidaturas…  y ahora se fue a otro Instituto Político a quedarse también con todo, hasta con las candidaturas de las mujeres a través de interpósita persona.

Actualmente, estamos ante la posibilidad histórica de tener por primera vez una Presidenta, pero… ¿qué tanto son ellas y que tanto son los hilos invisibles, pero sumamente resistentes del patriarcado los que las mueven? ¿Qué tanto serán capaces de separarse de la política de siempre de cuates y cuotas para generar un México donde la igualdad sustantiva sea una realidad y no una aspiración cada vez más lejana? ¿Qué tan posible es que junten el discurso con el compromiso, con las acciones y con el presupuesto? Las dos saben lo que es el sexismo, la discriminación, los pisos pegajosos y los techos de cristal… ¿Cuál de las dos será capaz de pasar a la historia por generar el México de la paz y de la reconciliación aún a costa de sus más furibundos aplaudidores?

Este sexenio debe pasar al más oprobioso olvido precisamente por su capacidad de no recordar las causas de las mujeres: porque no escuchó a las víctimas, porque en el papel, encontraron a las desaparecidas pero en la realidad las madres siguen llorándolas y buscándolas hasta en el subsuelo,  porque escatimaron los recursos para los refugios que salvan a las mujeres que viven violencia extrema y no tienen red de apoyo, porque morirse de cáncer cervicouterino y de mama es cada vez más fácil si no tienes recursos para la atención privada,  y porque con la ausencia de guarderías, conciliar la vida laboral y la familiar, se ha vuelto una encrucijada.

Como siempre, aunque la historia no siempre lo registre, somos las mujeres las que podemos y las que vamos a cambiar la historia de nuestro país: fueron muchas las que ya dieron la batalla, las que se fueron a votar cuando era prohibido, las que hicieron campaña para un puesto de elección popular, cuando no se podía, las que aceptaron un NO como respuesta cuando era todo lo que les decían. Por ellas, y por las que siguen nuestros pasos, es que tenemos que pensar, una y mil veces, cual será nuestro papel en el próximo proceso electoral.  En esta ocasión, no podemos dejarles a los políticos y a sus “estructuras” la decisión del rumbo que va a tomar nuestro país. ¿Cuál de las dos candidatas será la que podrá romper el pacto patriarcal?

Compartir en: