(Un homenaje a mi querida «Berenice», Martha Navarro)
Raúl Adalid Sainz
Martha se fue pero su presencia de actriz queda en nuestros corazones. Nunca olvidaré su imagen de su “Berenice Bejarano”, en “La Pasión Según Berenice”, del querido Jaime Humberto Hermosillo, QEPD. Martha hizo de ese personaje un ente ficticio de enorme presencia.
Sus secretos. Su mirada. Sus silencios. Sus deseos de libertad, su identidad en busca de significarse. Sus falos masculinos, pintados en las puertas de los baños en restaurantes, eran el misterio. Su gran inmersión al personaje la llevó a ganar el “Ariel”, a mejor actriz en 1976.
La secuencia final, esa casa donde vivía con su madrina, la cual incendia, y sale dejando su pasado en llamas, y a vivir en un futuro incógnito. ¿A dónde va Berenice? Siempre me hice esa pregunta.
Tuve el gusto de conocerla como compañera actoral durante la filmación de la película, “Familia Gang”, dirigida por Armando Casas. Durante la celebración de uno de los sapos (festejo semanal durante los rodajes), se sentó a mi lado. La vi y sin pensar le dije: ¿Cómo estás Berenice? Se rio y nos tomamos una foto, la cual atesoro con gran cariño.
No la volví a ver hasta la premier de la película, dos años después. Mientras esperábamos el inicio de la proyección de la cinta, en un restaurant de un complejo comercial donde se exhibiría “Familia Gang”, platicamos de la película, yo le extendía mi entusiasmo por su icónica cinta, “La Pasión Según Berenice”, ella me oía y me dijo: “Te has de haber identificado con el muchacho protagonista de la historia” (Pedro Armendáriz Jr), “no”, me reí, “es algo más”.
Siento que Martha no me dio mucha seriedad. Su humor era muy particular. Parecía no tomar en serio muchas cosas. Esa noche al festejar el estreno de la película, durante la fiesta, la productora Mónica Gorbea, me dijo, “te llama Martha Navarro”. Fui a su mesa y le dije: “Qué tal Marthita, ¿qué me hablaste?”, me dijo seria, “no”, y movió negativamente la cabeza.
“Pues me dijeron”, le dije sonriendo, se rio, y se puso en pie, Martha tenía dificultad para levantarse, usaba bastones, “ayúdame a pararme, te quiero felicitar, me gustó mucho tu trabajo”. Martha me hizo la noche, en verdad la admiraba mucho como actriz.
En el año 2019, en “Casa de Coahuila”, de la Ciudad de México, Martha estuvo en la presentación de mi libro, “Historias de Actores (un recorrido por el mundo teatral y cinematográfico)”. Durante la firma de ejemplares a los invitados estuvo a mi lado. Yo se lo pedí cuando me felicitó. Era muy larga la fila, llevaba tiempo estampando agradecimientos, y de repente me dijo: “Todavía quieres que esté aquí, es que ya me tengo que ir”.
Nos despedimos y nunca la volví a ver. El día 30 de diciembre del 2020, tres días después de su cumpleaños, me enteré de su partida y me dio mucha tristeza. La recordé y quise dejarla plasmada en mi corazón por medio de este escrito.
Una gran actriz de teatro, televisión y cine. Aparte de su “Pasión Según Berenice”, la recuerdo espléndida en el montaje teatral: “De Película”, dirigida por el genial Julio Castillo. En cine: En su joven y bella “Señora Leach” en la película “Bloody Marlene”, de Alberto Mariscal. La veo atrevida, y sincera en su dolor, planchando en el baño su ropa de trabajo, en “Intimidades de un Cuarto de Baño”, del maestro Jaime Humberto Hermosillo.
Veo su “Ariel” por coactuación, en la película “De Noche Vienes Esmeralda”, del mismo Jaime Humberto. Me da gusto su tercer “Ariel”, por papel de cuadro, en “Rosa de Dos Aromas”, en dirección de Gilberto Gazcón. La recuerdo en “Longitud de Guerra”, dirigida por Gonzalo Martínez. Veo su espléndida interpretación en “El Santo Oficio”, dirigida por Arturo Ripstein.
Me río con su simpática bruja de “Danzón” de María Novaro. La veo bella, como su presencia hecha para la pantalla de cine, en “Familia Gang”. La cámara adoraba a Martha. En televisión tuvo una actuación maravillosa en “El Amor de mi Vida”, siendo la esposa del gran Ernesto Gómez Cruz. Telenovela de “Argos”.
Cuando filmé con Jaime Humberto Hermosillo, la que fue su última película, “Un Buen Sabor de Boca”, me platicó cómo pensó en Martha para el papel de “Berenice”. Me decía que la había visto en un pequeño teatro haciendo una obra experimental.
Cuando iba a filmar la película la recordó y se dio a su búsqueda. “No la encontraba, por poco se le va”, me decía Jaime. “La llamé a una playa donde estaba de vacaciones en sus meditaciones”. Martha era muy amante de esta disciplina.
“Vente de inmediato, te tengo que presentar mañana con los productores”, platicaba emocionado Jaime Humberto rememorando los hechos. Jaime tenía muy buen ojo para escoger a los actores que iban a encarnar sus personajes. El veía una cara, sentía una energía y visualizaba un mundo de cosas.
Martha provocó en Jaime Humberto Hermosillo la intuición de sentir que ella era su protagonista. Ese personaje (Berenice Bejarano), que la inmortalizó en la historia de nuestro cine.
¡Gracias Martha, por el cariño y generosidad que me brindaste! ¡Que tu luz de “Berenice”, brille en todo el firmamento!
Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan