Luis Alberto Vázquez Álvarez
Famosas mundialmente las madres de los soldados espartanos encendían el amor a su patria al entregarles el escudo y les manifestaban: «Vuelve a casa con él o sobre él». Célebre aquella madre a la que, cuando le avisaron que su hijo menor había fallecido en combate, lloró amargamente, los emisarios intentaron consolarla diciéndole que había muerto por la patria y ya estaba en los campos elíseos, ella les recriminó que no lloraba por eso, sino porque ya era vieja y ya no podría dar más hijos a Esparta.
El grito conmemorativo del pasado 15 de septiembre de la presidenta tornó fúricos a los narco-PRIANistas que emberrenchinados y saturados de cólera rabiosa reventaron en insultos. No es el que haya mencionado a varias mujeres insignes que participaron activamente en la guerra de independencia. No, no les encolerizó su nombramiento, sino más bien que ellos no aceptan el valor de la mujer por sí misma y festejan a las que se cuelgan del apellido del marido para ser algo, que no alguien. La historia patria ha sido escrita por hombres y cuando se menciona a las heroínas, se evita su identidad personal colocándoles el apellido del esposo, lo que contradice su calidad de mujer digna y las convierte en propiedad de un nombre. Lo que no le perdonan estos retrógrados es haber pedido vivas para Josefa Ortiz Téllez Girón; Leona Vicario; Gertrudis Bocanegra; Manuela Molina, la Capitana; grandezas femeninas que no necesitaron del Domínguez o de Lazo de la Vega para convertirse en fundamentos históricos de virtud patria.
La participación activa, dinámica y muy efectiva de varias damas en la guerra de independencia de nuestra nación fue determinante; ellas estuvieron presentes durante la lucha libertaria de 1810 a 1821.
Vamos al caso de María Josefa Rafaela López-Aguado y López-Bolaños; madre de cinco insurgentes valientes, destacando Ignacio López Rayón; quien asumió el liderazgo insurgente y fundó la Suprema Junta Nacional Americana en Zitácuaro; enlace entre Hidalgo y Morelos; al igual que sus otros cuatro hermanos, serían la clave para la continuación de la guerra de separación de la Nueva España de la Vieja. ¿de dónde estos cinco hombres sacaron la casta y el coraje para continuar luchando en las peores adversidades? Habían sido amamantados por el mismo pecho. En diciembre de 1815, Francisco, su hijo menor, cayo prisionero de los realista y condenado a muerte en Ixtlahuaca; ante esa situación, se le ofreció a doña Rafaela el perdón de la vida de su hijo a cambio de mediar con los restantes y convencerles de deponer las armas. Los realistas sabían del valor de la súplica de una madre a un hijo devoto que no osaría desairarla: Ante dicha tribulación, ella respondió al emisario: «Prefiero un hijo muerto que traidor a la Patria».
Tlalpujahua, «tierra de tezontle” y de la eterna navidad, precioso pueblo mágico entre los santuarios de la mariposa monarca, lleva el apellido de Rayón.
Dos grandes literatos mexicanos se han referido a Rita Pérez Jiménez: Guillermo Prieto le canta: ¡Oh esposa de Moreno, muy más grande que las grandes heroínas de la Ilíada! Más tarde Mariano Azuela la describe como: “Una mujer tallada en madera de Esparta lo acompaña en la lucha y con él comparte la gloria. nos abruma con su austeridad y estoicismo”.
Su esposo, Pedro Moreno González se unió a la lucha independentista, Rita, quien compartía esas ideas libertarías deseando una Nueva España como nación independiente, decidió que, junto a sus cuatro hijos, vivirían todas las vicisitudes de la guerra. su hija Guadalupe fue hecha prisionera por realistas que les propusieron un intercambio de prisioneros. Rita y su esposo rechazaron el ofrecimiento y ella además negó acogerse al indulto ofrecido por el virrey a la familia entera y aunque nunca se le vio empuñar las armas, sí estuvo en los lugares más peligrosos del combate. El Congreso del Estado de Jalisco decretó el cambio de nombre de la antigua villa de Santa María de los Lagos por: “Lagos de Moreno” y ella designada “Benemérita del Estado de Jalisco en grado heroico” Muchos libros, murales y estatuas se han elaborado en su honor.
Estas madres mexicanas tuvieron la dignidad de no andar pactando con los adversarios, como hoy lo hacen los ultraderechistas traidores a la patria.