La diferencia en votos fue de dos millones en favor de Lula, la victoria más ajustada para una segunda vuelta, tras una campaña polarizada y tensa.
LaOtraPlana.com.mx
El izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva comienza este lunes a lidiar con los desafíos que tendrá al gobernar por tercera vez Brasil, un país partido en dos, aunque su primer reto es el silencio del presidente derrotado en el balotaje, Jair Bolsonaro.
Los brasileños fueron a dormir el domingo sin un mensaje del presidente ultraderechista, quien no se pronunció públicamente luego de conocerse los resultados ni se comunicó telefónicamente con Lula.
El triunfo del izquierdista selló su «resurrección» política, como calificó el propio Lula, de 77 años, su vuelta al poder.
El líder del Partido de los Trabajadores (PT) se impuso a Bolsonaro por un margen muy estrecho, con el 50,9% de los votos frente a 49,1% del ultraderechista, de 67 años.
Consciente de los retos que tendrá a partir del 1 de enero de 2023, cuando asumirá en el Palacio del Planalto, Lula reconoció en su discurso tras la victoria que le tocará gobernar «en una situación muy difícil», ante la necesidad de restablecer «la unidad» de los brasileños.
Oposición «fuerte»
Bolsonaro se mantiene por ahora en silencio en el Palacio de la Alvorada, residencia oficial en Brasilia, y ha lanzado mensajes contradictorios sobre si reconocerá la derrota.
Apenas algunos aliados parlamentarios del presidente admitieron la derrota en redes sociales, donde el bolsonarismo suele estar activo en permanencia.
«Estoy medio alegre y medio preocupado porque a partir de mañana tengo que preocuparme de cómo vamos a gobernar el país. Necesito saber que el presidente que derrotamos va a permitir una transición» transparente, dijo el domingo el exmandatario.
La transición podría marcar un primer desafío para Lula, explicó Paulo Calmon, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Brasilia.
«Lula debe cuidarse, primero, de una ‘tercera vuelta’: de cualquier desafío que Bolsonaro y sus aliados puedan crear, como (Donald) Trump en los Estados Unidos, para deslegitimar su victoria y movilizar a su electorado contra él», dijo a la AFP Paulo Calmon, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Brasilia.
La diferencia en votos fue de dos millones en favor de Lula, la victoria más ajustada para una segunda vuelta, tras una campaña polarizada y tensa, que deja a prácticamente la mitad de los brasileños insatisfechos.
Marco Antonio Teixeira, politólogo de la Fundación Getulio Vargas, aseguró que tendrá que trabajar para ampliar la «legitimidad» del gobierno, integrando a «sectores no petistas» (del partido PT) a su administración.
Entre ellos, la tercera candidata con más votos en primera vuelta, la senadora centrista Simone Tebet, que se unió a la campaña de Lula para el balotaje. También deberá dialogar con gobernadores bolsonaristas.
«Necesita ampliar su apoyo para unificar el país», agregó Teixeira.
Lula, que gobernó Brasil de 2003 a 2010, llega al poder en buena medida apalancado por el apoyo de los más pobres, entre quienes existe una memoria afectiva de la bonanza bajo su administración.
El izquierdista prometió «arreglar el país» y lanzó diversas promesas para mejorar el bolsillo de los brasileños, entre ellas aumentar el salario mínimo y reforzar programas sociales.
Adriano Laureno, de la consultora Prospectiva, dijo que el resultado de Bolsonaro, que terminó como el candidato en segunda posición mejor votado en la historia democrática brasileña, anticipa que Lula tendrá una oposición «fuerte» y posiblemente «organizada en las calles».
Promesas de bonanza
En su campaña, el líder del PT destacó sus logros socioeconómicos pasados, como la salida de la pobreza de más de 30 millones de brasileños gracias a iniciativas sociales financiadas con el ‘boom’ de las materias primas.
En este tercer período no contará con la misma bonanza.
Si bien la economía da señales de mejoría, con crecimiento, menos inflación y más empleo, está lejos de la prosperidad que alcanzó a comienzos de siglo y enfrenta un mundo en riesgo de una recesión global.
Si no son satisfechas, las expectativas podrían volver como un búmeran, coinciden analistas.
«Comenzará con muchas dificultades en la economía. Asumirá en un mundo en posible recesión, con la tasa básica de interés muy alta en Brasil y una ‘bomba’ fiscal de 400.000 millones de reales -unos 76 mil millones de dólares-«, explicó Laureno.
Gobernabilidad
El Congreso, que en la elección del 2 de octubre se movió a la derecha con la elección de conservadores y aliados de Bolsonaro, puede ofrecerle, por último, una oposición legislativa más férrea a la que enfrentó en sus otros dos gobiernos.
El Partido Liberal de Bolsonaro, tendrá la mayor bancada en Diputados, con 99 representantes.
«La gobernabilidad será un desafío. Lula necesitará comenzar a formar un equipo de ministros con otros partidos para garantizar que asuma en una posición legislativa más fuerte», concluyó Laureno.
(Con información de Excélsior)