domingo 24, noviembre, 2024

Los reclamos de la marcha por el 68 se centran contra el Ejército

LaOtraPlana.com.mx

A solo unos metros de la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, con el semblante serio y vestimenta militar, una mujer de aproximadamente 65 años de edad miraba cómo cientos de estudiantes se organizaban para iniciar la marcha por los 54 años de la matanza del 2 de octubre de 1968.

 

Se mantuvo inmóvil hasta que el Comité 68 comenzó a avanzar y a gritar consignas. Fue justo en ese momento cuando ella decidió también actuar. Lentamente, levantó su puño derecho envuelto en un guante blanco y lo comenzó a abrir poco a poco, solo para dejar notar que su interior estaba manchado de rojo.

Sin decirlo, intentaba representar a los francotiradores del Batallón Olimpia del Ejército, que el 2 de octubre de 1968 dispararon contra miles de estudiantes que se encontraban en una manifestación pacífica para protestar contra la represión del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz.

La manera como los soldados salieron sin daño de aquella tarde fue portando aquel distintivo guante blanco o un paliacate del mismo color en el brazo derecho, mientras que del lado estudiantil hubo unos 300 muertos y decenas de desaparecidos.

Por eso, en su mano izquierda ahora la mujer sostuvo una gran cartulina blanca que en grandes letras negras decía “02-Oct-1968-Tlat”; además, recordaba el halconazo de 1971 y la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa en 2014, hechos en los que también se señala la participación del Ejército.

Este domingo, al tiempo que personas volvían a tomar las calles por el 68, un grupo accedió al techo del Museo Memorial del 68 para desplegar una gran manta que decía “Alto a la militarización. Lxs militares a los cuarteles y los estudiantes a las calles”. 

Sobre Eje Central avanzaron los integrantes del Comité 68, seguidos por padres de los 43 normalistas, integrantes de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México y demás contingentes estudiantiles, populares, sociales y sindicales.

“¡Estudiantes contra la militarización! ¡Ni perdón ni olvido!”, “La ‘verdad histórica’ nos enseña que el Ejército mata, desaparece y persigue estudiantes”, “Somos hijos del 68 y hermanos de los 43” y “No habrá democracia hasta que se vote la existencia militar” fueron solo algunos de los cientos de mensajes que los estudiantes mostraron en pancartas.

Poco a poco, el ánimo de la manifestación tomó forma. Los normalistas hicieron temblar el puente por debajo de Reforma cuando decidieron hacer el conteo del 1 al 43 para recordar a sus compañeros desaparecidos.

Mientras ellos gritaban “¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!”, un grupo de jóvenes encapuchados aprovechó para pintar consignas en las paredes del puente y establecimientos.

Entre todas esas intervenciones, resaltó una que en grandes letras blancas con fondo negro decía “EJÉRCITO ASESINO 68 y 43”, colocada a tan solo unos metros de un gran mural que mostraba a un estudiante detenido por dos militares con rostros de calavera. 

Pese a esporádicos actos vandálicos, la marcha avanzó ordenadamente hasta llegar al Zócalo, donde poco a poco los estudiantes comenzaron a reunirse con sus contingentes, amigos y profesores, listos para un mitin.

“El crimen más grande es el crimen de ser estudiante”

El primero en hablar ante el público fue Félix Hernández Gamundi, del Comité 68, que aprovechó el espacio para recordar el porqué de la manifestación.

“Estamos aquí porque tenemos una gran tarea pendiente y tenemos una demanda histórica. En 68 y después del 68, el Estado mexicano cometió un crimen de lesa humanidad, de manera sostenida y sistemática, llegando desde el 68 hasta la Guerra Sucia y Ayotzinapa”, dijo.

“(Hay demandas) por justicia, por reparación del daño y por garantía de no repetición (…) Y esto no se puede lograr en medio de un proceso de militarización generalizada de la vida pública nacional”, insistió.

“Cada vez que la fuerza militar ha estado a cargo de tareas de seguridad pública, el pueblo ha sufrido la violencia, ha sufrido la violación de los derechos humanos”.

Luego de Hernández Gamundi, tomó la palabra el padre del normalista Mauricio Ortega Valerio, que en compañía del papá de Adán Abraján de la Cruz dijo que a 54 años de Tlatelolco “no hay diferencia” ni en ese caso ni en el suyo.

“Hoy llevamos ocho años donde igual el cuerpo del Ejército mexicano como institución participó en la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa. Ocho años, compañeros, que no hay justicia, que no se sabe el paradero de los estudiantes (…) Pero llegará el triunfo y la victoria, porque con ustedes vamos a llegar hasta el final”, dijo.

En medio de los posicionamientos, un alumno de la Normal con la voz ronca de tanto gritar señaló: “Nos encontramos una vez más reunidos por un objetivo común, que es eliminar la impunidad dentro del país mexicano que desde el año 68 se viene presentando. Desde el año 68 quedó bien claro (que) para este gobierno el crimen más grande es el crimen de estudiar, de ser estudiante”.

Ni perdón ni olvido… ni militarización

De acuerdo con el Comité 68, el domingo 11 de septiembre la Fiscalía General de la República (FGR) clasificó como confidencial por cinco años toda la información referente a 450 averiguaciones previas iniciadas por la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado, con lo que se pretende “lapidar” el acceso a la justicia para más de 500 desaparecidos por motivos políticos.

“A esto se suma que el fiscal especial del caso Ayotzinapa, Omar Gómez Trejo, entrega su renuncia, y (el exprocurador Jesús) Murillo Karam intenta eludir la justicia sin que el fiscal general de la República (Alejandro Gertz) dé cuentas; por el contrario, opaca, enrarece y obstaculiza el acceso a la justicia en este y todos los casos, en los del pasado y los del presente”, reclamó una integrante del Comité 68 al final del mitin.

“Por eso, hacemos un llamado urgente a permanecer atentos a la vida pública, intensificar y profundizar los procesos organizativos, a solidarizarnos y coordinarnos con todas las luchas y sus acciones legítimas, a sostener de manera permanente la movilización para impedir la militarización de nuestro país. No a la militarización, no olvidamos, no perdonamos y de ninguna manera nos reconciliamos”. 

(Con información de Animal Político)

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