‘Vivir Piedra de Sol’ (Para el poeta que hay en el ser humano)
Raúl Adalid Sainz
Siempre he sentido, pensado, que un poema, como una película, o una obra de teatro, se debe vivenciar. Creo es la única forma de sentir la obra artística, de amarla, de trascenderla, por qué no. Con el tiempo esa experiencia conectada quedará en los dentros como una huella perenne. Será parte de la respiración de tus imágenes que cual trofeos te ha regalado tu paso por la senda.
«Tus pechos dos iglesias donde oficia la sangre sus misterios», «Voy por tu cuerpo como por el mundo, tu vientre es una plaza soleada: «Dos imágenes cósmicas universales que el poeta Octavio Paz nos regala en su libro «Piedra de Sol». Sí, definitivamente leer un poema es hacer el amor con la vida, con el alma humana, con los seres que les ponen sílabas a los instantes, esos poetas que le dan significado al tic-tac de los trinos de las horas.
Sentir la palabra hecha ritmo y significado es algo vivo y trascendente, es un regalo del más allá. Vivenciar un poema es sentir que ha valido la pena todo, es darse cuenta que el corazón y las entrañas hablan un idioma, es sentir que eres un políglota universal.
Hoy, que todo es atroz materialismo, quedan resquicios de vida para los que aún buscan salvarse, uno de ellos es leer un poema y amar, amar intensamente la vida. Quizá después sea muy tarde y todos los sepulcros nos reclamen la cruel avaricia.
Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan