Raúl Adalid Sainz
Es curioso, la madrugada de hoy soñaba que iba a filmar una película que iba a dirigir mi querido y admirado Julián Pastor, QEPD.
Estaba muy nervioso, pues Julián era muy exigente. Yo tenía mucho tiempo de no filmar en el sueño, y eso me intranquilizaba.
El remate de mi sueño al despertar fue curioso. Me encontré en el apartado de recuerdos del Facebook, esta foto, que da marco al escrito. Me la envió en el año 2014 mi amigo Juan Antonio de la Riva, extraordinario cineasta mexicano. Él sabe de mi gran gusto por la cinta: «Estas Ruinas que Ves». La foto muestra a Fernando Luján y a mi querida Blanca Guerra, protagonistas de la cinta. «Paco Aldebarán», y «Gloria Revirado», los nombres de sus personajes. La sorpresa que me causó esta foto relacionada con mi sueño, es que, «Estas Ruinas que Ves», fue dirigida por Julián Pastor.
Curioso, además, porque cuando conocí a Julián, compartiendo como actores, la película «Familia Gang», nuestro punto de conocimiento y posterior amistad, fue porque le externé mi enorme admiración por su película dirigida.
El subconsciente es un niño travieso que se libera grácil por las noches. Hace apenas unos días estuve en Guanajuato en el primer «Festival de Cine del Bajío». Durante mi estancia de dos días en la bella ciudad minera, me acordaba de «Estas Ruinas que Ves».
Guanajuato era llamada «Cuévano», en la película. Así la llamó el escritor Jorge Ibargüengoitia en su novela homónima. Ahí en esa hermosa ciudad se filmó la cinta. Así que al ver ciertas locaciones del rodaje recordaba la belleza de Blanca y su «Gloria Revirado», recordaba el rostro atribulado de Luján en su personaje «Paco Aldebarán», me reía recordando las puntadas de Guillermo Orea y su gracioso profesor universitario «Isidro Malagón».
Veía al actor Roberto Dumont engañado por «Sarita», ese sensual retrato creado por Grace Renat. Me sonreía en un restaurant, lugar de locación recurrente en la cinta, que está enfrente del «Teatro Juárez», recordando a Rafael Banquells, rector de la universidad en la cinta, a Roberto Cobo, a Adriana Parra, a Josefina Echánove, a Jorge Patiño, adaptador de la novela a guion cinematográfico, gran trabajo de Jorge por cierto, y a todos esos actores que pintaban un mural libérrimo, en ese que hoy, es un restaurant gourmet. Ahí Orea, Patiño y Banquells, estaban sublimes viéndole las nalgas a Sarita cuando pintaba. Rememoré a Víctor Junco y Ariande Welter, celebrando sus cuarenta años de casados con fiesta señorial provinciana, acompañados de las fuerzas vivas guanajuatenses.
A la hora de su vals, «Malagón», Guillermo Orea, sentencia irónico y maravilloso: «¡debería darles vergüenza celebrar estas ridiculeces!». Por los callejones en pendiente guanajuatense recordaba a aquel sátiro nocturno que decían se aparecía quitándose una túnica y mostrando sus partes nobles. Me reía sabroso en el recuerdo.
Sí, el subconsciente es un duende juguetón. Lo que le das de información, lo transforma. Por eso me visitó Julián Pastor en mis sueños. Estaba nervioso porque hacía tiempo que no filmaba. En la vida real también está ocurriendo lo mismo, no filmo desde el 2018. Curioso, ¿no?
Lo que llamó más mi atención, fue la aparición de esta foto en la mañana, justo cuando en la madrugada había soñado con Julián.
Como sea fue hermoso el sueño: iba a filmar nuevamente, sentí la presencia de mi amigo admirado Julián Pastor, y vi al despertar en la foto, la belleza y talento de Blanquita Guerra y al gran actor Fernando Luján. Todo enmarcado en el recuerdo, con una de las mejores comedias, a mi gusto, del cine mexicano: la inolvidable, «Estas Ruinas que Ves».
PD: Escrito realizado en diciembre 6 del 2021. Hoy, al verlo en la vasija del recuerdo, me dio risa y nostalgia, quise compartírselos.Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan