(Shakespeare vive grandemente en Inglaterra)
Raúl Adalid Sainz
No es raro caminar por las calles de Londres, y encontrar teatros. Ves los grandes recintos tradicionales, pero también pequeñas salas para los grupos teatrales experimentales que abundan. Está la tradición del «Teatro Globe», (hoy restaurado) lugar donde Shakespeare escenificaba sus obras a orillas del Támesis. Ahí vi la obra «Hansel y Gretel», una producción austera, con música en vivo, tambores, piano, guitarra, que ambientaba. La musicalidad del idioma inglés en el teatro da una sonoridad que eleva, aunado al buen quehacer actoral.
Shakespeare está más vivo que nunca en Londres, Inglaterra. A mi paso, vi anunciada en el «Teatro Trafalgar Square», «El Mercader de Venecia 1936», una adaptación de la obra shakespeareana a la época fascista en Inglaterra en 1936. La gran actriz Liv Ann Oberman, es la protagonista, haciendo de Shylock, una prestamista judía. Al caminar por el barrio de Picadilly, vi anunciada en el famoso «Teatro Picadilly», a «Hamlet, Príncipe de Dinamarca».
Los ingleses viven el teatro, y lo mantienen vivo. Aquí sí la generalidad se impone, pues es una tradición histórica. Excepciones las habrá, por supuesto. Un semillero de actores se prepara en el «Bristol Old Vic Theatre», y mantienen su actualidad viva en la «Royal Shakespeare Company». Educarse como actor haciendo a Shakespeare te lleva a ser un actor de hondura, de transitar la palabra que esconde las emociones, las sugerentes imágenes. El gran Shakespeare pintó los grandes sentimientos y pensamientos humanos. Su vigencia es inaudita. Pero está también el teatro de Volpone, de Marlowe; de los grandes autores contemporáneos, como Caryl Churchill, y por supuesto, Harold Pinter, Ronald Harwood, y Tom Stoppard.
Las grandes actrices y actores ingleses se han educado en el teatro. Resuenan en mí: Hellen Mirren, Maggie Smith, Judi Dench, Helena Bonham Carter, Olivia Colman, los grandes actores: Richard Burton, Lawrence Olivier, Peter O’Tolle, Anthony Hopkins, Ben Kingsley, Kenneth Branagh, Jeremy Irons, Edward Fox, Dominic West, Michael Caine, Gary Oldman, y muchos grandes histriones.
Un ejemplo vivo de las grandes actrices y actores ingleses se puede ver en la gran serie «La Corona»; magnánimos actores de todas las edades.
Inglaterra es una tradición de teatro y de grandes actores. Eso nunca acabará. Tienen la materia fundamental del arte teatral: el público.
Su tradición de protección de gobierno a la cultura es un deber. Aún resuenan las palabras del primer ministro inglés Winston Churchill cuando en plena segunda guerra mundial contra los nazis, pedían sus allegados la reducción en gastos como la cultura, para tener más recursos para la guerra; Churchill con una inteligencia grande les contestó: «entonces para quién y para qué vamos a pelear». Una de las grandes defensas de lo que es la cultura es ésta. La cultura es el ser humano, la invocación por su grandeza de alma, el amor a un país por sus valores, la cultura es la vida. Ahí surgió, en Inglaterra, la frase: «The show must go on» (El Show debe seguir). Durante los bombardeos alemanes a las ciudades inglesas, un productor de teatro, en pleno asedio bélico aéreo, pronunció estas palabras al público, mientras se escenificaba: «Corus Line». Eso son verdaderas transformaciones de la sociedad por medio del arte, la cultura y la educación. Lo demás es demagogia pura, como la actual «doctrina» de nuestro gobierno mexicano.
Inglaterra vive en su teatro, en su gran quehacer actoral, en sus extraordinarias series y cinematografía. Shakespeare está enamorado por las calles de Londres y perfumado por esencia histórica del Támesis. ¡Shakespeare vive! ¡Es profeta hondo en su tierra!
PD: Primera foto el Teatro Trafalgar, la segunda imagen es el mitico Teatro «El Globo», casa de Shakespeare.
Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan