Luis Alberto Vázquez Álvarez
Los años 20´s del siglo XX fueron determinantes en el futuro de la política mexicana; en solamente una década México conoció seis presidentes, dos de ellos asesinados; dos huidos, uno olvidado y un discreto dictador convertido en creador del estado mexicano moderno; así se dieron múltiples acontecimientos que trascendieron el sistema político nacional el resto del siglo; ¿Podría haber parecidos ahora?
1920; año electoral. Venustiano Carranza, presidente de México exige que los militares se alejen del poder y designa a un civil como su sucesor. Álvaro Obregón victorioso divisionario constitucionalista creía que la patria estaba en deuda con él y formuló el Plan de Agua Prieta levantándose en armas contra Carranza. Tras asesinarlo deja en el poder a su amigo Adolfo de la Huerta para luego, vía sufragio popular ocupar el cargo de presidente de 1920 a 1924 prácticamente sin oposición (95.8% votación).
1923, sucesión de Obregón: Adolfo de la Huerta que ya había probado las mieles del poder por seis meses, quiere un período completo, pero el flamígero dedo sonorense apunta a Plutarco Elías Calles. De la Huerta opta por la rebelión armada provocando asesinatos múltiples como el real asesinato de Francisco Villa; el de Rafael Buelna y Felipe Carrillo Puerto con tres de sus hermanos, amén de miles de personas. Así se logró la entronización forzada de Calles vía elecciones con 84.15% favorable.
1927; año inmediato anterior, ahora será un sexenio, ¡más tiempo, más atractivo! Como subsistía el principio constitucional base de la revolución, “Sufragio Efectivo No Reelección” tanto Obregón como Calles estarían excluidos (¿) por lo que se desataron los demonios: el general Francisco Serrano, hijo político de Obregón cree que ha llegado su momento y se prepara. También se alista Arnulfo R. Gómez; ambos ligados al régimen vigente y arduos defensores de la “No Reelección”. Los dos fueron asesinados.
1928 tras una jugarreta legaloide Obregón y Calles consuman flagrante traición a la revolución y a sus principios logrando la reelección de Obregón (100% de la votación). Pueblo opina que su nombre real era “Álvaro Obregón de Santa Anna”. Pero no llegó al cargo, en plena “Cristiada” un fanático le disparó en una comida y tras clásico montaje murió por disparos de “una pistola de múltiples calibres”. Inmediatamente Calles logró que el congreso nombrara presidente interino a Emilio Portes Gil, quien debería convocar a elecciones. Si bien las personas de la época aún creían lo dicho por el gobierno y medios de comunicación, taimadamente cuando les preguntaban ¿Quién mató a Obregón? Su respuesta era “CALLESSSe y PORTESSSe bien”.
1929. Elecciones extraordinarias. Con el surgimiento del Partido Nacional Revolucionario, Pascual Ortiz Rubio, oscuro burócrata fácilmente manejable se convirtió en su candidato; Calles manipuló a publicistas para inflar desde la nada a su marioneta, obligando a otros candidatos renunciar a sus aspiraciones y declinar a favor del títere, quien logra el cargo de presidente frente al filósofo José Vasconcelos en la que se considera el primer fraude del PRI. El control de Calles sobre “El Nopalito” como se conocía a Ortiz Rubio era claro; la vox populi cuando le preguntaban “Quién manda en México” exclamaba: “Aquí vive el presidente =señalando el castillo de Chapultepec= pero el que manda vive enfrente =señalando la casa de Calles=” Todo ello debido al férreo y “maiceado” control del “jefe máximo” sobre la prensa que vituperaba a Ortiz Rubio por todo, hasta lo bueno lo trocaban malo; nada que realizara era positivo, todo era tergiversado y los insultos a su persona y familia eran perversos. Por ello a nadie extrañó que tras solamente dos años de presidencia tuviera el coraje para renunciar; sin llorar y sin culpar directamente a nadie ni hacer teatro, aseveró que fuerzas ajenas a su persona le impedían ejercer el gobierno libremente y se fue. El pueblo mexicano desde siempre ha sido político y no puede impedírsele responder a sus naturales instintos. Las leyes son aplicables en momentos históricos, no eternas; si no se adaptan terminan peor que la famosa Mesalina: Corcholatas igual que candidatos de la alianza opositora hacen campaña abierta y violan la ley electoral vigente; habría que analizar profundamente si esas leyes debieran adaptarse y si no contrarían el natural espíritu político mexicano.