lunes 23, septiembre, 2024

LA PIEDRA DE LA UTOPÍA SOCIAL

Luis Alberto Vázquez Álvarez

Escuché esta fábula de un sobresaliente directivo universitario como una lección de conducta; hoy la retomo para analizar algunos aspectos vivenciales de nuestra diaria coexistencia: En una población dichosa ocurrió un suceso que trastocó la vida de todos sus habitantes y los dejó en penurias. Uno de sus líderes decidió visitar a un ermitaño considerado sabio para pedirle consejo de cómo ayudar a sus coterráneos. La respuesta fue: “Busca en las playas una piedra que es agradable a la vista de muchos, suave y cálida al tacto, tráela al centro del pueblo, colócala como talismán y todos los que la vean, volverán a ser felices”.

Avisó a su pueblo que buscaría dicho amuleto para regresar la felicidad a todos, muchos le creyeron y otros se burlaron. Él, resuelto, se aventuró a rastrear dicha piedra. Visitó muchas playas, al principio recogía las piedras hermosas y al sentirlas duras y frías las dejaba ahí mismo, al notar que algunas veces repetía dicha operación, decidió que lanzaría cada fallida a la mar muy lejos y así lo hizo. Miles de piedras arrojó al fondo del océano, convirtiendo esto en un reflejo condicionado, levantaba una piedra y la arrojaba lejos sin más.
Un día, en una costa inmensamente bella, admiró una refulgente piedra, la tomo y aunque la sintió suave y cálida, su automatismo lo impulsó a arrojarla lejos, cuando el guijarro iba en el aire camino al fondo marino, se percató de su terrible error, pero ya todo estaba perdido, la única joya para recuperar el bienestar se había hundido llevándose toda esperanza.

Muchos países en algún momento de su vida tuvieron la posibilidad de ser felices al poseer un sistema como aquella piedra y la desperdiciaron al arrojarla irresponsablemente al mar de la corrupción y penuria creyéndoles a candidatos políticos ambiciosos que solamente buscaban recuperar sus privilegios perdidos con promesas inconmensurables.

La semana pasada la organización estadounidense “Sapien Labs” presentó su informe anual sobre la evolución del bienestar mental de la población global. Proporcionó información y perspectivas basadas en 419,175 respuestas de 71 países y concluyó que el desarrollo económico no siempre apareja el bienestar psíquico; ejemplificó al Reino Unido como segunda posición de la lista de países con los niveles más bajos de bienestar mental entre su población (49%); México, contrariamente, se ubicó en la mitad superior de la clasificación (76%).

La Organización Mundial de la Salud establece que el bienestar mental es la habilidad de los individuos para manejar el estrés y las adversidades normales de su vida, así como para contribuir productivamente a la sociedad. Las grandes potencias económicas, mientras más riquezas materiales poseen, más infelices suelen ser sus habitantes, eso demuestra nuevamente que la satisfacción económica no hace dichoso a un pueblo. El récord mundial de suicidios por cada cien mil habitantes al año lo liderean los ricos: Vr. Gr: Usa 12, Canadá 11.9 México 4.

Hoy México está en búsqueda de esa utópica piedra de la felicidad, cierto que posee problemas de seguridad en varias partes de su territorio, pero en otros campos en los últimos cinco años su solidez es ejemplo mundial, pasó de la décima sexta a la doceava economía mundial; su moneda es la mejor evaluada actualmente, las inversiones extranjeras son increíbles, jamás antes alcanzadas; su avance en comunicaciones está al nivel de las grandes potencias y el salario mínimo ha crecido exponencialmente, al mismo tiempo que la pobreza extrema y la inflación se han reducido; por todo el país se observan muchas construcciones de edificios, hoteles, centros vacacionales y comerciales de carácter privado, amén de las construcciones gubernamentales.

Manipular las emociones a través de algoritmos virtuales tergiversando la realidad a través de una guerra sucia llena de bots encadenando mentalmente a los mexicanos a un miedo exagerado, es un crimen contra el pueblo. Una desesperada alianza opositora alude a esta área reptiliana de nuestro cerebro para provocar que el voto se otorgue a favor del regreso al México miserable de la cultura de la corrupción ancestral.

La felicidad social se construye día a día, al concienciarnos de lo que realmente nos ocurre ahora. El resultado de la ecuación de la felicidad popular es infalible, sean cuales sean las circunstancias políticas actuales.

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