jueves 21, noviembre, 2024

La noche de Luis De Tavira, y ese portento de obra teatral, ‘El Padre’

La Asociación de Críticos y Periodistas Teatrales, premió anoche, 2 de octubre del 2024, a Luis De Tavira como mejor actor, y a la obra «El Padre», y su directora Angélica Rogel, como lo más destacado del año 2023. El año pasado, inspirado por lo que vi, escribí lo siguiente

Raúl Adalid Sainz

Tenía mucho tiempo de no salir del teatro sin las palabras precisas. Abonado por el silencio. Tenía distancia a recordar, cuándo fui sacudido por última vez por la ficción. Guardaba el asombro de volver a sentir la catarsis. Anhelaba sentir la compasión de la tragedia griega, por ver lo monstruoso de un actor.

Ayer fui un Hamlet espectador al ver el tejido de actoralidad creado por Luis De Tavira, en la obra teatral «El Padre», del excelente dramaturgo francés Florian Zeller.

Sólo en una ficción, sólo en el sueño de una pasión, emulando las palabras hamletianas, Luis De Tavira, en su papel de «Andrés», se le quiebra la voz, hay en sus ojos lágrimas y desvarío en su expresión, y todas sus funciones, se ajustan con sus formas a su idea.

Y todo esto por «Andrés», y, ¿qué es «Andrés» para él, o él para «Andrés», que puede así llorar por él? ¿No es monstruoso? Así, como un espectador en el asombro de la sala oscura, sentí y vi como un actor borda el pensamiento para tornarlo acción dramática. Para significar un personaje, e interpretarlo en toda la verosimilitud.

Luis De Tavira, cree y mucho, para elaborar su ficción con hondura, y dejarnos sin habla y profundamente conmovidos. Si hubiera tenido nuevamente diecisiete años, edad en que fui conquistado por el teatro y la actuación, seguramente al ver a Luis De Tavira, hubiera dicho: ¡Quiero ser actor!

Hoy, a mis sesenta y dos años me digo: Quiero ser actor, y lograr un día lo que Luis De Tavira nos regaló la noche del 16 de noviembre del 2023, en el «Teatro Fernando Soler».

La puesta en escena es brillante. Un narrar preciso y ordenado por parte de la talentosa directora Angélica Rogel. Conocí su gran imaginación de manejo de espacio y significación, como actor, en la obra «El Panfleto del Rey y su Lacayo», de Cutberto López. Diez años después, veo el enorme crecimiento de Angélica como directora. Sabe traducir escénicamente este material profundo, del accionar complejo de la mente y la realidad.

El espectador vive el confuso mundo de existencia que palpa «Andrés», el padre de una atribulada hija llamada Ana. Angélica Rogel tiene el enorme mérito de organizar perfectamente su material y traducirlo al hecho dramático.

La escenografía de Jorge Ballina es un símbolo vivo perfecto de la desordenada y confusa mente de Andrés. Es una guía más para que el espectador sienta el horror de la pérdida de memoria y ese trastocar de la realidad que vive este padre, y que poco a poco, se volverá un desprotegido niño.

Gran trabajo de todo el conjunto actoral compuesto por Fernanda Castillo, Alfredo Gatica, Ana Sofía Gatica, los espléndidos Emma Dib, y Pedro De Tavira. Todos ellos se arrojan al enorme compromiso de ser dignísimos actores. Uno como público, sólo puede decir: ¡Gracias!, a esta valiosísima experiencia transformadora teatral. Ayer fue su preestreno brillante, uno supone, y ese será el reto de esta compañía, de llegar al techo de la excelencia creativa. Labor que exigirá cuidar en eros, este enorme pedazo de vida.

Por lo pronto, sigo con las hojas, y las ramas de mi árbol tocadas por el drama de lo incierto. De ver un espejo de conmiseración por este padre. Quizá porque todos tememos que nuestra realidad de visión, concuerde con la de los otros, al menos en lo evidente.

Lo otro, es la imaginación, y ahí la mente no tiene parámetros. Es el privilegio creativo reservado para pocos. Así como esta enorme puesta en escena. ¡Buen camino de luz amorosa para «El Padre»! Felicidades a todo el equipo: vestuario, iluminación, técnicos, y a sus productores: Alejandro Gou, Guillermo Wiechers, y Oscar Uriel.

Pd: Escrito hecho un día después del estreno de esa gran obra. Luis De Tavira y «El Padre», ya ocupa un lugar muy especial dentro de mi memoria teatral, y creo que en la de muchos también.

Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan

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