Luis Alberto Vázquez Álvarez
Considerada para un gran sector de la población mexicana como el principal problema nacional, la violencia que genera inseguridad pareciera no tener fin, algo que alegra a los conservadores que la utiliza como ariete contra el gobierno de sus enemigos políticos que los aplastó en todas las elecciones y decisiones legislativas recientes. Planteada como “generación espontánea” o como complicidad con el partido en el poder, aunque las pruebas muestran que son más fuertes las cadenas con el principal partido de oposición, no se buscan las causas primeras y fundamentales de ella como lo pidieran Aristóteles y Santo Tomás de Aquino, simplemente gritan grotescamente, pero sin propuestas para solucionarlo.
De acuerdo con la ciencia económica; la oferta existe para satisfacer las necesidades y deseos de las personas; dicho más precisamente, es la demanda la que provoca que los productores creen productos o bienes para entregarlos a quienes los “gustan”, los buscan y finalmente los adquieren.
Vayamos a ejemplos específico; ¿Cuánto hace que no adquieras una cinta para máquina de escribir, o un disco de acetato de música o canciones, o cintas VHS con películas de moda o rollos fotográficos? ¿Qué sucedió? ¿Qué no causaban furor esos artículos hace apenas unos años? ¿Por qué ya no hay oferta de estos?
Hagamos una brevísima investigación deductiva: vayamos de lo general a lo particular: Según especialistas sociales, un ochenta por ciento de los homicidios dolosos de esa violencia social que nos aterra, tiene como causa principal al narcotráfico; producto de una eterna lucha por el dinero y el poder. Seamos honestos, Este es un problema mundial, México no es una isla; es más ni siquiera es exclusivo de Norteamérica; en Europa el problema también es grave, España con su Vox ultraderechista principal promotor del fascismo que quieren exportar a Latinoamérica, en Alemania con sus neonazis, obtienen recursos con esa actividad.
Si existe oferta de narcóticos y drogas ilegales es porque hay quienes les gustan, pagan por ellas, las consumen y quieren seguir deleitándose con ellas, cuesten lo que cuesten. Existen lateral a este destructivo satisfactor, múltiples oferentes quienes están dispuestos a todo, absolutamente a todo para seguir siendo los proveedores de esos “clientes. Se armarán, lucharán entre ellos y contra autoridades para mantener su mercado: (suena a perogrullada, pero hay quienes niegan esta malévola relación). Suele suceder que el abastecedor es simple intermediario, pero puede coincidir con el carácter de cultivador y eso le da más fortaleza económica, política y armamentista.
Entonces pues, la causa de la violencia está ubicada en las drogas, en su producción y distribución y que esos negocios ocurren porque hay quienes la reclaman. La pregunta es ¿Dónde están los demandantes?; la inmensa mayoría habita en Estados Unidos de América, solamente un 10% en México; así pues, el problema principal es…
Trump recién reelecto presidente de EUA ha engañado a sus votantes amenazando a México con un muro que jamás culminará y la razón principal está en la ley económica, repitamos una vez más: si hay quien lo produce es porque hay quien lo consume y esos son los americanos de USA, entonces allá debería darse el mayor combate a este dispendio que es causa de la violencia entre quienes la ofertan.
Se han producido documentales con información precisa y concreta de los millones de drogadictos que deambulan como zombis en barrios de ciudades de Norteamérica y que, en caso de que realmente se impidiera que les llegaran las drogas de todo tipo que consumen, habría más violencia de la ya existente y casi una guerra interna. Por ello es imposible que el narcotráfico pueda realmente erradicarse. Las luchas en su contra son parodias calderon-lunistas; sus principales aliados son la DEA y demás policías gringas que hacen como que hacen, pero que en realidad apoyan y hasta protegen, por ello no quieren que en México exista un poder judicial que sea genuinamente castigue a los delincuentes. Se detienen, juzgan y condenan a grandes líderes delicuenciales, pero ellos son como la Hidra de Lerna: por cada cabeza que cortan surgen diez. Debido a ello, y lo saben muy bien, pueden cortar mil para quedar bien con sus votantes, pero de ahí a combatir auténticamente el consumo que está en su propio jardín, jamás.