Raúl Adalid Sainz
No tenía el gusto de conocer personalmente a Jorge Salinas. Lo había visto en dos trabajos cinematográficos muy significativos: «Sexo Pudor y Lágrimas», de Antonio Serrano, y la ya mítica, «Amores Perros», de González Iñárritu. Par de buenas interpretaciones, donde Jorge lució.
En este presente de 2022, tuve el gusto de compartir el escenario teatral con él. El ámbito fue en el hondo y espectacular montaje de «Network», en el Teatro de los Insurgentes.
Admiración, un quitarse el sombrero con Jorge, pues tuvo mes y muy pocos días para sacar adelante el personaje protagónico de la obra. El personaje de «Howard Beale», interpretado, en la primera temporada de la obra, por Daniel Giménez Cacho. El personaje es todo un reto complejo, por la inmensidad de situaciones que atraviesa. Estas exigen cambios emocionales que se manifiesten en una conducta mental y corporal diversa. Encontrar los objetivos y obstáculos del mismo.
El personaje vive toda una experiencia humana: Alcohólico, viudo, recién despedido de su trabajo televisivo, como conductor noticioso, por bajo rating. Recupera su empleo por azares caprichosos. En su despedida despierta el morbo de la audiencia diciendo crudas verdades nunca dichas en la televisión.
Los programadores de contenido aprovechan su éxito y lo convierten en un profeta moderno. Este cree a pie juntillas el papel y pierde la realidad. Así, hasta que las altas esferas televisivas lo liquidan cuando ya no les sirve. Lo señalado exige toda una preparación para el actor que quiera sumergirse en semejante odisea. Largos monólogos y escenas dialogadas a memorizar y enseguida a encarnar. Ahí el enorme mérito del actor de enfrentar el reto por el poco tiempo disponible. Añadir que Giménez Cacho, había dejado la vara muy alta. Mencionar el preciso trabajo de dirección de Luis Miguel Lombana con Jorge.
Tuve la experiencia de interactuar con Jorge, en un monólogo fundamental de la obra, es la tesis de la misma. Arthur Jensen, dueño de la televisora, personaje que interpreté, le da una cátedra manipulante del mundo capitalista devorador a Howard. Jorge escuchaba en un silencio activo maravilloso de actor. Gran complicidad creativa lograda con él. Su mirada en reacción me daba todo un mundo interior.
Jorge Salinas sorprendió a muchos con sus alcances mostrados en este difícil personaje. Su arrojo es de admirar. Había hambre creativa de ser en él. El verdadero carácter de los seres humanos lo conocemos en las situaciones de riesgo. Jorge se demostró a sí mismo y al público que lo vio que es un gran actor. Yo agregaría además, que es un gran compañero de trabajo. Auténtico, que va de frente, que no se quiebra, fortaleza mental, y con gran sentido del humor. Un romántico. ¿Verdad mi buen Jorge?
Vaya, son compañeros que uno quisiera volver a encontrar en el camino. Este domingo 17 de octubre pasado nos dimos un hasta luego. Los dioses de lo nuestro tienen señalado el ajedrez destinal de la vida.
Muchas bendiciones para ti, querido Jorge Salinas.
Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan