sábado 23, noviembre, 2024

Jorge Avalos un lagunero actor de hondo camino teatral

 

 

(Laguneros que han hecho nuestra historia teatral y cinematográfica)

 

Raúl Adalid Sainz

Jorge Avalos es uno de esos actores que ha hecho del teatro su hábitat. Un enamorado del mismo. Jorge responde a esos actores laguneros que su enamoramiento al arte los hacía venirse a México a estudiar y dedicarse por completo al amo Dios Dionisios. 

 

Lo conocí casualmente, allá por el año 1988, una vez que fui a buscar a Rogelio Luévano a la desaparecida «Casa de la Cultura» del Boulevard Constitución en Torreón. Ahí Rogelio daba clase o iba a ensayar; el caso es que Jorge se encontraba ahí en el grupo del buen Rogelio, quien como vemos, es una figura angular en la formación de actores laguneros venidos al DF o influencia magnética por el gusto teatral. 

Sin embargo, lo recuerdo un año antes (1987) en el escenario del «Teatro Martínez», representando «El Gesticulador», de Rodolfo Usigli, en una espléndida dirección de Luévano. 

En ese montaje rememoro a gente muy querida y talentosa del teatro lagunero de esas épocas: Don Alfonso López Vargas, QEPD, Nacho Chávez, QEPD, el doctor Paco Escalera, el señor Rico, QEPD, Fernando Banda, Elvira Richards, Lucy Borrego, QEPD, Alejandro Máynez, QEPD y el buen Jorge Avalos. 

A los pocos años, allá por 1992, vi a Jorge acá en México en el «Centro Universitario de Teatro» de la UNAM. Él se graduaba con un montaje entrañable del director José Caballero: «Las Paredes Oyen» de Juan Ruiz de Alarcón. Una generación muy notable de actores, compañeros de Jorge, recuerdo a: Ema Dib, Juan Manuel Bernal, Silverio Palacios, Verónica Merchant, Aida López, Luis Artagñan.

Todos ellos preparados magistralmente por el entonces director del CUT, el maravilloso maestro Raúl Zermeño. Algunos años después le vi a Jorge dos trabajos muy bien logrados como actor, aquel «Tlacuache» de la obra «Luna Negra» de González Dávila, y su maestro retorcido en el «Viaje Superficial» de Ibargüengoitia, ambas dirigidas por Raúl Zermeño. 

Al tiempo lo vi en un montaje que a mí me gustó mucho: «Las Cuatro Muertes de María», con dirección de Mauricio García Lozano, en el Teatro «El Galeón». El año de 2013, hizo un trabajo excelente con dirección de José Caballero, la obra fue: «El Mayor Monstruo del Mundo», de Calderón de la Barca. Verso del siglo de oro cantado en blues, en jazz, en rock, un montaje rompiendo paradigmas y bien concretado escénicamente por parte de Pepe Caballero. 

Jorge Avalos es además maestro de actuación, de verso y de voz. El haber conocido, como alumno y actor, a Luisa Huertas y José Luis Ibáñez, QEPD, imagino dio a Jorge una experiencia fundamental en las áreas de la expresión verbal y de la comunicación precisa del verso del Siglo de Oro. El gran José Luis y Luisa, peritos en la materia. Pocos maestros, muy pocos, quedan en estas lides de la enseñanza del cómo decir e interpretar el verso. 

Jorge es un actor muy respetable, de esos histriones con un compromiso a prueba de balas por su trabajo. La disciplina transformada a talento ha sido su camino. Jorge Ávalos es de esos histriones laguneros que vinieron a la Ciudad de México buscando casarse con esa musa que exige todo, esa que es la escuela total, esa del reto absoluto para el actor: EL TEATRO. 

La madre de la comunicación para un intérprete. Lugar donde un actor se presenta desnudo ante el mirador de la vida. Esos actores son los imprescindibles.

 

Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan

 

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