lunes 25, noviembre, 2024

¿INTELIGENCIA?

Luis Alberto Vázquez Álvarez

Inteligencia militar son dos términos contradictorios

Groucho Marx

Esopo era esclavo del filósofo Xantus, este le ordenó cocinase para agasajar a sus importantes invitados el mejor alimento que existiera. Esopo cocinó solamente lengua aderezada de diferentes modos. Los convidados la saborearon como un manjar y felicitaron al anfitrión por tal delicia. Xantus preguntó a Esopo qué era aquello tan delicioso: -Me pediste lo mejor -dijo- y traje lengua. La lengua es el fundamento de la filosofía y de las ciencias, el órgano de la verdad y la razón. Con la lengua se instruye, se construyen las ciudades y las civilizaciones, se persuade y se dialoga. Con la lengua se canta, con la lengua se reza y se declara el amor y la paz. ¿Qué otra cosa puede haber mejor que la lengua?

Días después, Xantus le comentó que recibirían unos visitantes desagradables, pero debería atenderlos por protocolo. Para manifestarles su disgusto ordenó servirles una mala comida. Prepárales lo peor que encuentres; ordenó a Esopo. El esclavo trajo lengua y la cocinó con un sabor tan desagradable que repugnó a los comensales. -¿Qué porquería es esa que serviste?- preguntó Xantus. <<Lengua>>, contestó Esopo; La lengua es la madre de todos los pleitos y discusiones, el origen de las separaciones y las guerras. Con la lengua se miente, con la lengua se calumnia, con la lengua se insulta, con la lengua se rompen las amistades. Es el órgano de la blasfemia y la impiedad. No hay nada peor que la lengua. Xantus quedó estupefacto.

Todas las religiones del mundo, politeistas o monoteistas, priman la “inteligencia” como el máximo regalo a los seres humanos que la divinidad creadora pudo ofrecerles, sin embargo, creo que conlleva la misma sensibilidad que la “lengua de Esopo”.

¿Para qué nos ha servido desde siempre? ¿Para armarnos a fin de destruir a otros desde los neandertales hasta seres idénticos a nosotros ahora mismo? En la filosofía antropológica surge una pregunta que divide opiniones entre grandes pensadores: ¿La violencia es innata al ser humano? ¿Nacimos para destruir a los demás?

Llamamos “estrategia” al uso de la inteligencia para  acabar con los diferentes a nosotros en ideas, color de piel, religión, ideología y cuando los acabamos, entonces seguimos entre nosotros mismos aunque hubiésemos estado unidos hace unos minutos (véase a miembros de partidos mexicanos tras una simple sentencia penal)

A la acción de destruir al planeta le llamamos “Progreso”, defendemos cuando gobernantes de nuestra ideología emiten edictos, pero si son de otra, defendemos al agresor del medio ambiente (Véase ahora mismo Calica)

Según filósofos y antropólogos, “la inteligencia se mide por la habilidad para cambiar para beneficiar al mundo entero” pero en la humana historia “cambiar es bueno cuando nos permite apoderarnos de bienes de los demás”. Sin embargo la utilizamos para causar dolor; mientras más grave es este, mayor satisfacción sentimos; y eso es de siempre entre los homo sapiens sapiens: Los asirios presumían destruir ciudades piedra por piedra para después pasar a cuchillo a todos los sobrevivientes; los romanos solían arar con sal las tierras de labor de sus enemigos vencidos y los conquistadores españoles destruyeron pueblos enteros y esclavizaron a los que escaparon de sus masacres. En la primera guerra mundial se inventó la batalla de Verdun para matar miles de enemigos, y sí se logró; hoy Israel realiza lo mismo en Gaza; USA en Yemen y Rusia en Ucrania. Todos ellos se abrigan y esparcen cólera para como ráfaga potente apagar la antorcha de la inteligencia.

La inteligencia genera la destrucción, el corazón genera el humanismo que permite seguir siendo inteligentes para el bien, utilizando la tecnología sin ofuscarse y menos vislumbrarse para enceguecido,  destruir, matar y/o causar dolor.

Ahora surge otra inteligencia, la llamada “Artificial” (IA) pura razón pero carente de corazón, está arruinando, ya sea por cuestiones políticas, comerciales y hasta religiosas, personas, instituciones, dignidades y vidas con su incalculable capacidad de transformar textos e imágenes positivas en aberraciones que agravian sin distinción toda concepción humanitaria. Fue muy ingenuo el “Che” Guevara cuando expresó: “El conocimiento nos hace responsables”…

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