Semana Santa: Reflexión y seguridad
“El verdadero dolor, el que nos hace sufrir profundamente, hace a veces serio y constante hasta al hombre irreflexivo; incluso los pobres de espíritu se vuelven más inteligentes después de un gran dolor”. Fiódor Mijáilovich Dostoyevski
Simón Vargas Aguilar
El pasado 13 de abril se celebró el domingo de ramos, evento que marca el inicio de la Semana Santa, uno de los momentos más significativos dentro del calendario litúrgico. Las fechas de esta conmemoración no suelen ser iguales en todos los años y esto se debe a que durante el Primer Concilio de Nicea en el año 325, con la finalidad de dar solución a la confusión entre las visiones de la Iglesia de Roma y la Iglesia de Alejandría, se estableció que la Pascua debía de celebrarse siempre el domingo posterior a la primera luna llena de la primavera boreal.
A pesar de la recomendación de los médicos de mantener reposo el Papa Francisco decidió sorprender a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro el domingo; llegó casi al finalizar la celebración presidida por el Cardenal Leonardo Sandri, y permaneció alrededor de unos 10 minutos saludando a la gente que asistió.
Aunque la estancia de su Santidad fue breve nos recuerda la importancia de la fe ante los momentos obscuros, de la esperanza cuando creemos que no podemos más, pero sobre todo de la confianza en la voluntad de Dios, y es que aunque en ocasiones pareciera que no logramos entenderla, no estamos aquí para forzarla sino para entregarnos ante ella.
Pero, además, en su homilía leída por el Cardenal Sandri menciona lo imprescindible de resignificar nuestro sufrimiento: “Jesús sale al encuentro de todos, en cualquier situación. Cuando vemos la multitud de hombres y mujeres que manifiesta odio y violencia en el camino del Calvario, recordemos que Dios transforma este camino en lugar de redención”.
Incluso no insta a recordar que: “La pasión de Jesús se vuelve compasión cuando tendemos la mano al que ya no puede más, cuando levantamos al que está caído, cuando abrazamos al que está desconsolado […] llevemos la cruz; no al cuello, sino en el corazón”.
La pasión, muerte y resurrección de Jesús, nos conmina a entender que las experiencias no pueden centrarse en el dolor, sino en la certeza de que este aprendizaje nos hará crecer, nos impulsa a redescubrir una versión mucho mejor de nosotros y nos permite continuar en el destino que Dios nos tiene preparado.
A pesar de su sufrimiento, del rechazo de sus propios discípulos, de la humillación y de la incomodidad con que lo vieron incluso los líderes del Sanedrín, siempre estuvo apegado a aquello que se menciona en el salmo 56: 4-5, “Cuando siento miedo, confío en ti. En Dios, cuya palabra alabo, en Dios confío y no temo. ¿Qué podrá hacerme un mortal?”
Estas fechas deben convertirse en un momento que nos impulse a mirar al prójimo y a nuestro alrededor con más bondad y empatía, en Sinodalidad, que nos brinde la oportunidad de expresar amor y compasión, que nos inste a sentir como nuestro el dolor ajeno, sin juzgarlo y por supuesto que también nos motive a arrepentirnos, a mirar nuestras acciones con la certeza de que el cambio es posible lograrlo.
La vida y obra de Jesús de Nazaret nos insta a recordar lo importante de la vida, Él nos enseñó a amar sin pretensiones, a no esperar una retribución por aquello que damos, a entregarnos como seres humanos, pero sobre todo como hermanos, a mirar con empatía a quien lo requiere y a prestar ayuda a todo aquel que lo solicite, lo cual, en una época marcada por la indiferencia se ha convertido en una tarea realmente compleja.
Es cierto que para muchos los días de asueto que otorgan algunas instituciones se convierten en un espacio para la recreación, la relajación, salir de viaje o visitar a la familia; actividades que indudablemente también son necesarias para el bienestar personal, sin embargo, no se puede perder de vista que también son momentos de reflexión, y por supuesto de autoevaluación con respecto a las acciones que tenemos hacia nuestro prójimo y considero que todo esto nos ayudaría a mejorar nuestra tan anhelada y cada día más escasa seguridad.
- Consultor en temas de Seguridad, Inteligencia, Educación, Religión, Justicia, y Política.