domingo 24, noviembre, 2024

IN PRINCIPIO ERAT VERBUM

¿Confiamos poco en las noticias?

“La verdad y la solidaridad son dos elementos claves que permiten a los profesionales de los medios de comunicación convertirse en promotores de la paz”.

San Juan Pablo II.

Simón Vargas Aguilar

Es probable que uno de los mayores beneficios de la globalización sea la rapidez con que la información es difundida, sin embargo, las fake news y la desinformación, han comenzado a crear una falta de confianza hacia las noticias.

Desde hace décadas el periodismo de investigación nos ha impulsado como sociedad a replantearnos esquemas conocidos, y a darle un nuevo valor a la información; ya no es suficiente estar enterado de lo que pasa al momento, también se requiere certeza, imparcialidad y veracidad.

¿Cuál es el panorama en México?, en datos del Digital News Report 2023 del Instituto Reuters de la Universidad de Oxford solo un 36% de la población en nuestro país considera auténtica la información presentada, este es el porcentaje más bajo desde 2017, además, la mayoría de las principales marcas periodísticas han experimentado descenso en sus puntuaciones individuales de confianza, y CNN supera en credibilidad a los medios mexicanos.

El reporte aborda uno de los puntos más importantes en las últimas décadas: la veracidad de los periodistas decayó a raíz de la pandemia y ese vacío fue llenado por los denominados influencers, y es que con el aumento de la cobertura de internet muchas personas comparten y leen noticias en redes sociales, siendo Facebook, YouTube, WhatsApp, Tik Tok, y Twitter las principales plataformas de uso, sin embargo, no se debe perder de vista que es justamente en éstas donde existe una mayor posibilidad de encontrar información falsa o bien con poca veracidad.

Y es que se debe reconocer que informarnos a través de influencers antes que con periodistas especializados puede tener consecuencias negativas; aunque con ello no se afirma que sean menos profesionales, ya que existen muchos que comprometidos con la comunicación y la transparencia han impulsado grandes cambios; sin embargo, en internet es mucho más sencillo alterar vídeos, audios o publicaciones con la finalidad de crear desconcierto que en ocasiones puede trascender las pantallas.

Es necesario que la prensa responsable, imparcial y la que expone todos los ángulos de una historia se imponga a aquella que crea contenido improvisado solo por “ganar” la noticia. Es innegable que la población joven ha crecido notablemente, lo que ha dado origen a nuevos canales de comunicación; pero de lo que estoy convencido es que no se puede perder de vista que para tener un conocimiento certero se debe acceder a información de calidad y recurrir a diversas fuentes para constatar datos y crear así un juicio personal.

La desconfianza produce indiferencia y con ella también llega el descontento social, un loop difícil de erradicar; incluso el año pasado el mismo informe concluyó que las personas con menos de 24 años prefieren ecosistemas mediáticos que mezclan la información con el entretenimiento, lo cual no solo se traduce en noticias que no son reales sino en una desinformación cada vez más “aceptada”.

Tal vez la incredulidad que enfrentamos se deba a diversas circunstancias, la posible intención de manipulación por parte de los diferentes nivel de gobierno hacia los medios masivos, la carencia en cuanto a la pluralidad de puntos de vista, el incremento de la incertidumbre social, económica y política, o bien el aumento de polarización en los discursos; de lo que sí podemos estar convencidos es que la libertad de prensa y la transparencia son esenciales por lo que luchar por ellos siempre será necesario.

  • Analista en temas de seguridad, justicia, política, religión y educación.

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