domingo 22, septiembre, 2024

IN PRINCIPIO ERAT VERBUM

Semana Santa: fe ante la desesperación

“La Semana Santa es la mejor oportunidad para fortalecer nuestra fe y reflexionar sobre nuestras acciones”. Papa Francisco

Simón Vargas Aguilar

Después de poco más de dos años de confinamiento, esta es la primera Semana Santa que se vive casi de forma normal, es así que el pasado domingo de Ramos, el Papa Francisco instó a que reflexionemos sobre un tema, que con el paso de las décadas, aunque se ha hecho cada vez más presente aún sigue de algún modo olvidado: la importancia de la fe ante la desesperación.

Es probable que uno de los pasajes más emblemáticos y recordados en esta semana sea aquellas palabras pronunciadas por Jesús en la cruz: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» (Mt 27,46), y es que, ¿cuántas ocasiones no hemos mirado al cielo cansados ante el abatimiento?, ¿con qué frecuencia no culpamos a Dios porque queremos que cumpla nuestros deseos y buscamos que satisfaga nuestros caprichos?, pero sobre todo, ¿cuántas veces hemos creído que nos ha retirado su guía, su amor y su protección?

Es cierto que entender sus designios no es sencillo, no podemos negar que escuchar la voz de nuestra fe en un mundo mucho más imponente se vuelve complicado, pero también es verdad que la comunicación con Dios siempre será un lazo que nos permitirá dar saltos de fe que renueven nuestras convicciones como cristianos.

En muchas ocasiones nos golpea la duda de si nuestra decisión fue la correcta, consideramos que estamos pagando “muy alto” el costo de nuestra fe, pero estoy convencido que ningún costo será más caro que no haberlo intentado y habernos alejado de la voz de nuestra consciencia. Hoy tenemos que ir más allá del resentimiento y no permitir que las esperanzas se descompongan en rencores.

Esta es una de las conmemoraciones más celebradas a lo largo del mundo, y la figura de Jesús en una de las más icónicas, y es que, a través de sus bienaventuranzas, parábolas y milagros, transformó el estilo de vida y la manera de enseñar: se convirtió en un nuevo referente a través de su propio ejemplo. 

Su existencia fue una vida de servicio, sustituyó el odio y el resentimiento por amor y amabilidad, y su benevolencia y temple nos han enseñado que él es un gran modelo a imitar para convertirnos en seres humanos dignos, honestos, íntegros y felices.

Pero, sobre todo, estoy casi seguro que uno de los elementos que más nos inculcan fuerza fue su convicción, a pesar de su sufrimiento, del rechazo de sus propios discípulos, de la humillación y de la incomodidad con que lo vieron incluso los líderes del Sanedrín, siempre estuvo apegado a aquello que se menciona en el “sabios” 56: 4-5, “Cuando siento miedo, confío en ti. En Dios, cuya palabra alabo, en Dios confío y no temo. ¿Qué podrá hacerme un mortal?”

Al igual que en nuestra actualidad, Jesús se enfrentó a una época convulsa, llena de odio, donde la hostilidad y el enojo ganaban terreno frente al amor, la tolerancia y la bondad, es por ello que hoy lo necesitamos cerca de nosotros, se requiere buscar en la oración ese tacto amoroso de su ternura, ese acercamiento que nos brindará consuelo ante los momentos dolorosos.

Es cierto que la Semana Santa se identifica con el duelo, pero eso no significa que éste se traduzca en lamento; debe instar a la reflexión, a los silencios que nos permitan un pensamiento más profundo sobre la forma en la que amamos al prójimo, tiene que impulsarnos a resignificar nuestro hogar, a escuchar a nuestros seres queridos, a mirarlos llenos de aquella esperanza que una vida frenética nos impide hacer; pero sobre todo, a recordar que la fe es la única forma de vencer la desesperación.

  • Analista en temas de seguridad, justicia, política, religión y educación.

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