2025: Año jubilar y un llamado a una iglesia viva
«La paz en la tierra requiere solidaridad entre todos los pueblos, como hermanos». Papa Juan XXIII
Simón Vargas Aguilar
Aunque duela reconocerlo, lo he mencionado en anteriores entregas, la violencia y el crimen se han convertido en una noticia constante alrededor del mundo y por supuesto en nuestro país; en México el narcotráfico y el crimen organizado no son solo delincuencia, son una metástasis que devora el alma nacional. Carteles disputan plazas con granadas y drones; extorsiones asfixian comercios; fosas clandestinas surgen constantemente y bajo este panorama, tenemos que admitir que las acciones de seguridad y los operativos no son suficientes ni eficaces, hoy la verdadera restauración del tejido social exige volver a los valores y principios a la honestidad, el respeto a la vida, la solidaridad y la seguridad y justicia, entre otros.
El tejido social no es abstracto, sino que se traduce en la red de confianza que permite a un niño ir a la escuela sin miedo, a un comerciante abrir su negocio sin «cobro de piso», a una familia a cenar en completa paz o a la población caminar sin temor por las calles, pero desafortunadamente, el crimen organizado ha sustituido el bien común por el terror.
De acuerdo con el informe de Evalúa, titulado La otra vía. Análisis de políticas municipales de seguridad pública, 2021-2024, se destaca que el impacto de la delincuencia en la sociedad va más allá de los delitos directos, ya que corroe el tejido social, debilita las relaciones entre vecinos y disminuye la participación cívica ya que en muchas ocasiones comunidades enteras normalizan la corrupción como supervivencia; la violencia deja de ser sólo física para convertirse en la erosión moral que convierte al vecino en sospechoso y al Estado en ausente.
Es así que en un mundo caracterizado por divisiones profundas y crisis las enseñanzas del Papa León XIV marcadas por la esperanza y la renovación nos impulsan a restaurar la fe y tratar, cada uno desde nuestros espacios, de tomar acciones para revertir la fractura del tejido social y la indiferencia, las cuales día con día parecen ser más constantes.
En su misa inaugural el Papa León XIV proclamó: “Quisiera que este fuera nuestro primer gran deseo: una Iglesia unida, signo de unidad y comunión, que se convierta en fermento para un mundo reconciliado” pero además su lema episcopal, In illo Uno unum («En el Uno, somos uno») nos recuerda la importancia del trabajo colectivo, porque lo que hacemos siempre impactará en nuestro prójimo para bien o para mal, situación que olvidamos casi constantemente.
Este 2025, declarado Año Jubilar por su predecesor Francisco en la bula «La esperanza no defrauda», el Jubileo, que se extiende hasta el 6 de enero de 2026, es un tiempo de gracia bíblica, inspirado en Levítico 25, donde se proclama la liberación, el perdón y la restauración de la dignidad humana. En un contexto global de guerras, migraciones forzadas y cambio climático, este año nos invita a redescubrir la solidaridad y el compromiso con nuestro prójimo.
En su mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones 2025, León XIV llamó a integrar la Palabra en la acción social: «El acompañamiento no juzga, sino que camina con el otro, restaurando la dignidad». En un mundo polarizado, con conflictos y tensiones sociales cada vez más alarmantes, este enfoque podría ayudar a disminuir el resentimiento y fomentar empatía y reconciliación.
El Papa León XIV ha convocado a todas las congregaciones mundiales a un esfuerzo global para detener la fractura del tejido social, sin embargo, el trabajo de la Iglesia no puede ser en solitario, es así que ha pedido por leyes que protejan el trabajo digno y la creación de políticas en salud, educación inclusiva y migración, entre otras, pero además se debe contemplar que el compromiso de los padres de familia es crucial, ya que educar en casa guiados por principios y valores se convierte en un punto medular para disminuir el odio que parece permear desde todos los ángulos.
Ante la fractura social el trabajo mancomunado es decisivo, con políticas justas, educación transformadora y familias comprometidas, estoy convencido que disminuiremos la violencia y construiremos un mundo reconciliado.
- Consultor en temas de Seguridad, Inteligencia, Educación, Religión, Justicia, y Política.







