La violencia no es el camino
«La violencia crea más problemas sociales que los que resuelve». Martin Luther King
Simón Vargas Aguilar
Desde el pasado viernes 6 de junio la tensión migratoria entre los gobiernos de México y Estados Unidos de América ha ido en incremento y es que la serie de redadas realizadas por agentes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas en una ciudad tan emblemática y considerada territorio “santuario” como los Ángeles, California desencadenó manifestaciones que, desafortunadamente, derivaron en enfrentamientos con elementos de seguridad.
En pocas horas la agresión se apoderó de las calles el domingo y es que tras la quema de patrullas y automóviles y bloqueos en la autopista 101, el Departamento de policía de Los Ángeles detuvo a decenas de manifestantes y en una acción excepcional el Presidente Donald Trump ordenó un despliegue militar; incluso el pasado lunes se movilizaron aproximadamente 700 marines a Los Ángeles desde la base de Twentynine Palms quienes han brindado apoyo a la Guardia Nacional para proteger tanto al personal federal como a las instalaciones.
Declaraciones como: “Nadie va a escupir a nuestros policías. Nadie va a escupir a nuestros militares”, o que hay que “liberar a Los Ángeles de la invasión migrante”, realizadas por el Presidente Trump han hecho que la inquietud sea palpable, pero además el que las diversas confrontaciones se lleven a cabo en uno de los estados gobernados por los demócratas también ha propiciado un enfrentamiento con Gavin Newsom, Gobernador de California.
Y es que no se puede perder de vista que fiel a sus propósitos el Presidente Trump ha utilizado la ola de violencia y enfrentamientos para enarbolar su enérgico punto de vista con respecto a un tema clave de su agenda política sobre todo porque Newsom ha declarado que él no ha mantenido comunicación con el Presidente, que no fue consultado para el envío de los militares y mucho menos lo autorizó, incluso afirmó: “Los estadounidenses deberían estar alarmados por el hecho de que un presidente que despliega marines en nuestras calles ni siquiera sabe con quién está hablando”.
La situación ha ocasionado controversias no sólo al interior de Estados Unidos, sino que las declaraciones de diversos funcionarios han centrado la vista en nuestro país; y es que desde el inicio de las protestas las banderas de múltiples naciones y principalmente la mexicana se han convertido en emblemas que retratan la indignación de migrantes, familiares y ciudadanos estadounidenses ante las detenciones, pero también hay que considerar el aprovechamiento de esta situación de diversos grupos legales e ilegales.
La constante presencia de nuestra insignia nacional ha hecho que la relación bilateral, ya de por sí compleja entre nuestro país y EUA sea todavía más delicada; pese a que la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo ha condenado la violencia de las protestas, la Secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Kristi Noem; acusó a la mandataria y durante una reunión en la Sala Oval mencionó: “Sheinbaum alentó más protestas en Los Ángeles y lo condeno. No debería alentar las protestas violentas que están ocurriendo. La gente tiene derecho a protestar de forma pacífica pero la violencia que hemos visto es inaceptable”.
Es innegable que los motivos para trasladarse de un país a otro, o incluso dentro de la propia nación son complejos y en muchas ocasiones personales, económicos o por seguridad por eso intentemos ser empáticos y tolerantes, pero sobre todo pensemos que en una sociedad donde la violencia y la indiferencia están permeando con más fuerza, es necesario centrar a la persona como eje de las acciones individuales y colectivas, así como de políticas públicas.
Lo he mencionado en reiteradas ocasiones, la violencia no es el camino, por contrario lo único que hace es distraernos del verdadero objetivo: la paz. Es necesario que trabajemos en el desarrollo de nuestras naciones, que privilegiemos el diálogo, la cultura y el fomento a la educación, pero sobre todo que ante nuevos desafíos nos enfoquemos en el amor al prójimo, pero principalmente sin dañar a otros y sin violar la ley.
- Analista en temas de seguridad, política y educación.