jueves 8, mayo, 2025

IN PRINCIPIO ERAT VERBUM

La urgente importancia de atender el cambio climático

“La naturaleza no hace nada en vano”.  Aristóteles.

Simón Vargas Aguilar

En días recientes se reportó a través de redes sociales la supuesta aparición de un rayo globular en Nueva York, un fenómeno eléctrico extremadamente raro y que la ciencia aún no logra explicar; aunque el video rápidamente se viralizó, algunos expertos confirmaron que se trata de una animación creada con inteligencia artificial, lo que sin duda nos hace cuestionarnos el impacto de las noticias falsas, pero también la fuerza de la naturaleza.

Lo he mencionado en reiteradas ocasiones y este 2025 ha quedado patente el cambio climático no es un invento social ni una forma de amedrentar a la población, sino un problema real y preocupante al que si no ponemos atención se tornará mucho más serio con el paso de los años.

2025 arrancó con la noticia de los catastróficos incendios en California, EUA, incluso circuló en redes una comparativa entre la manera en la que comenzó este año y el trágico 2020; es así que los devastadores incendios de enero pasado dejaron 24 muertos y más de 150,000 personas evacuadas.

Y aunque después de lo vivido sabemos con mucha más certeza que debe existir una reevaluación y nuevos enfoques para que estas tragedias no sigan repitiéndose, aparentemente no aprendemos de los errores y continuamos sin tomar las medidas necesarias para aminorar el cambio climático. Pero, sobre todo, considero que uno de los factores que no se ha considerado con la importancia necesaria es la asignación de recursos económicos suficientes, así como equipamiento tecnológico, contratación y capacitación de personal profesional, tema que abordaré con más profundidad en siguientes entregas.

Diversos análisis nos hablan de la importancia de cuidar nuestro planeta, por ejemplo, de acuerdo con información del Informe de Riesgos Globales 2025, presentado por el Foro Económico Mundial se prevé que los fenómenos meteorológicos extremos se conviertan en una preocupación aún mayor y a 10 años este riesgo ocupa el primer puesto en la lista por segundo año consecutivo; de igual manera la pérdida de biodiversidad y el colapso de los ecosistemas ocupan el segundo puesto en el horizonte de 10 años, con un deterioro significativo en comparación con su clasificación de hace dos años.

Por otro lado, en información del nuevo informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), los glaciares agonizantes, los huracanes e incendios forestales, las sequías y las inundaciones marcaron el paisaje socioeconómico de América Latina y el Caribe en 2024, infligiendo graves daños.

No se puede perder de vista que el cambio climático, los fenómenos meteorológicos, la intensidad de los ciclones y el aumento de desastres naturales se han convertido en un riesgo constante para los medios de subsistencia y las cadenas de suministro de alimentos en América Latina, una región que no es ajena a la pobreza y la inseguridad.

Nuestro país, como el resto del mundo, no se encuentra lejos de este problema, tan sólo en marzo pasado se estuvo en alerta por una ola de calor que afectó a 27 de 32 estados con temperaturas máximas de 40 a 45 grados Celsius; lo anterior por supuesto afecta diversas áreas, pero probablemente sea la agricultura y la ganadería las que tengan mayores repercusiones.

Este rubro para nuestro país ha sido uno de los más representativos a nivel mundial y que, además, ha impulsado el desarrollo y crecimiento, sin embargo, derivado del cambio climático y aunque nos cueste reconocerlo de la poca aplicación de políticas públicas, el campo y en particular los agricultores han comenzado a sufrir estragos y consecuencias que elevan los costos en las cadenas de producción y exportación.

Abordar el cambio climático implica también trabajar en el aumento de la resiliencia y reconocer que, aunque llevamos al menos 30 años de esfuerzos políticos y diplomáticos, pero las iniciativas y buenas intenciones no han bastado para generar cambios reales y aún nos encontramos lejos de resarcir un poco el daño que le hemos hecho a nuestra casa común, por lo que debemos ocuparnos con mayor responsabilidad y no sólo preocuparnos.

  • Analista en temas de seguridad, política y educación.

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