Es necesario un llamado al uso de la energía limpia
«La elección que tenemos ante nosotros es simple. ¿Seguiremos subvencionando los combustibles fósiles sucios del pasado o pasaremos a las energías limpias y renovables del siglo XXI?» Elizabeth Warren
Simón Vargas Aguilar
El cuidado del medio ambiente se ha convertido en una de las grandes preocupaciones alrededor del mundo, y las grandes instituciones tanto públicas como privadas se han pronunciado por disminuir la contaminación e incluso poco a poco se ha transformado el consumo y la vida desde casa.
Es así que de acuerdo a datos de la Organización de las Naciones Unidas la energía es el factor que principalmente contribuye al cambio climático y representa alrededor del 60% de todas las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero; además de que la contaminación del aire en lugares cerrados debido al uso de combustibles para la energía doméstica es la causa de millones de muertes anuales.
Pero no solo es su uso en la vida cotidiana, sino además el desafío que implica su empleo en muchos sectores como la aviación y el transporte marítimo; incluso el Fondo Monetario Internacional, menciona que en 2021, las emisiones mundiales de CO2 relacionadas con este rubro se dispararon hasta niveles récord, mientras que la inversión en tecnologías de energía limpia se mantiene muy por debajo de lo necesario para reducir las emisiones netas a cero.
Si bien es cierto que el tema está vigente y las estrategias desarrollándose día con día, tampoco podemos negar que de no realizar cambios importantes la situación a 2050 será demasiado complicada, en datos presentados por el informe Inversión Mundial en Energía 2022 de la Agencia Internacional de la Energía, se muestran tendencias alentadoras, pero también diversos argumentos para estar preocupados.
El análisis menciona que la buena noticia es que la inversión en la transición a energía limpia empieza por fin a repuntar. Durante los cinco años posteriores al Acuerdo de París de 2015, ésta solo creció un 2% anual. No obstante, desde el año 2020, la tasa ha aumentado hasta un 12% anual, impulsada por el gasto en energía solar y eólica.
Desafortunadamente, aunque el salto quiera darse de forma rápida para contrarrestar los efectos ya causados, hay que tomar en cuenta que en muchas ocasiones energía e inversión parecieran conceptos enfrentados, ya que no se tiene en consideración el plazo de adaptación entre las decisiones y la aplicación de los proyectos; es aquí donde las organizaciones deben colaborar con las instituciones gubernamentales con la finalidad de mejorar el clima de inversión.
También se debe considerar que en la actualidad a pesar de lo mucho que se ha avanzado los sistemas eléctricos en gran medida no están preparados para este desafío por lo que se requieren nuevas metodologías, mayores tecnologías, pero sobre todo compromiso para confiar en ellas a mediano plazo.
Nuestro país, al igual que muchos en América se encuentra preocupado y ocupado por el tema; es así que no se puede perder de vista que durante esta semana la Cumbre de Líderes de América del Norte, centró principalmente, sus conversaciones en temas como: la seguridad, la migración, el combate al narcotráfico, el cambio climático, la economía y por su puesto la competitividad de la región, donde la seguridad energética es una de las prioridades.
Aún hay mucho por hacer, pero el crecimiento económico, social y empresarial no debe ser a costa de la población y del planeta, debemos continuar bajo los pilares de la sostenibilidad, se debe apelar por las decisiones a gran escala, y sobre todo se debe hacer un uso más eficiente de la energía.
- Analista en temas de Seguridad, Justicia, Política y Educación.