sábado 23, noviembre, 2024

HONESTIDAD POLÍTICA ¿FÁBULA PARTIDISTA?

Luis Alberto Vázquez Álvarez

El poema “Los Bribones se vuelven Honestos” (1705) piedra angular de la obra de Bernard de Mandeville “La Fábula de Las Abejas: o, Vicios Privados, Beneficios Públicos”, satiriza la tesis de la utilidad social del egoísmo. “…Uno de los sentimientos que mueve al hombre a ser moral es la fama, el honor, la sed de fama, que en último término se basa en el amor propio; el reverso de este sentimiento es la vergüenza, una pasión que tiene síntomas propios, el reverso de la vergüenza sería el orgullo. El orgullo, junto con el lujo es necesario para el avance y enriquecimiento de la sociedad. Del orgullo nace la forma de vestir con ropas elegantes y de esta se deriva un provechoso comercio y un progreso en la sociedad. En conclusión, los sentimientos que hacen moral al hombre dependen del orgullo y del amor propio”.

Mandeville imaginó que cuando los individuos que forman la colmena humana comienzan a volverse moralistas, denunciando públicamente vicios ajenos (sin ver los propios), la colmena se viene abajo al sentir que se ha convertido en una sociedad de abejas honestas, ya que quienes proclaman la virtud son, en realidad, unos hipócritas.

Moraleja de la fábula de Mandeville: “Dejad, pues, de quejaros: sólo los tontos se esfuerzan por hacer un gran panal honrado. Fraude, lujo y orgullo deben vivir mientras disfrutemos de sus beneficios. La virtud sola no puede hacer que vivan las naciones esplendorosamente; quienes revivir quisieran la Edad de Oro, han de liberarse de la honradez”.

La designación de la precandidata al poder ejecutivo federal del Partido Acción Nacional a una persona con características muy discutibles me invita a recordar la historia de ese instituto político creado por uno de los siete sabios de México. Durante décadas, sin esperanza alguna de ganar, lanzó candidatos de capacidad excepcional tanto a cargos ejecutivos como legislativos. Figuras históricas consideradas importantes fueron sus candidatos.

Aquí en Torreón los panistas eran respetados por su honestidad y cultura innegables, no lo supe de oídas, los conocí. Aunque jamás he militado en ese u otro partido, simpaticé con sus principios, hoy ya arrumbados y/o enterrados; fui distinguido por sus principales cofrades al ser invitado, a pesar de la diferencia de edades, a varias de sus reuniones los sábados en un restaurant ya desaparecido. Escuchar las disertaciones filosóficas, históricas y políticas de esos “señorones” era un manjar intelectual, yo me sentía un enano, pero muy orgulloso al estar ahí, Hoy, afortunadamente, jamás me invitarían, yo tampoco iría, me daría vergüenza y me dolerían los oídos escucharlos. De aquellos apenas conozco uno por acá y a nivel nacional otro autocrítico serio y contundente; ojalá no abandonen su partido, podrían aún ser levadura sin entrar al tobogán panista, porque hay quienes ya se cansaron de estafas doctrinarias. En su desesperación están recogiendo hasta cadáveres políticos putrefactos, lo que caiga, a pesar de amenazas anteriores.

Con Mandeville me pregunto ¿Dónde están aquellas mujeres valientes que enfrentaban al gobernante corrupto con argumentos basados en principios éticos, constitucionales y jamás se vendían por un cargo, mordidas al erario o notarias? Ahora solamente veo gritonas que insultan y cuyo único argumento es criticar a sus adversarios políticos por su peso corporal intentando ocultar corruptelas correligionarias de cárteles inmobiliarios.

Mencionaba de los candidatos aquellos intelectuales, serios, probos, propositivos que ofrecían una visión de nación y un programa social favorable para el país de aquel entonces. ¿En qué momento tuvieron un giro de 180 grados? ¿Cuándo designaron un canabísico cocacolero y luego un alcohólico contumaz? Y hoy han acelerado su decadencia con una persona que como argumentos usa vulgaridades, como programa atacar y denostar, presentar denuncias ridículas para luego sentirse aludida cuando se le denuncia, ofrece solamente mentiras y descalifica acciones propositivas. Mareada por la candidatura sigue sin presentar proyecto social alguno.

Concluyo con un fragmento del poema de Julio Sexto “Como, me dan pena las abandonadas, que amaron creyendo ser también amadas. Y van por la vida llorando un cariño, recordando a un hombre y arrastrando un niño”. El pueblo ya no los ama, el erario es el cariño irrecuperable; el hombre, quien los creó, si volviera de su tumba se avergonzaría y el niño, el recuerdo del poder perdido.

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