Enrique Martínez y Morales
La mayor parte de los problemas viales, de urbanismo, transporte y logística que aquejan a las principales ciudades de nuestro país tienen como origen una falta de planeación, y no de ahorita, sino de décadas, hasta siglos atrás. Las comunidades se fueron desarrollando con el paso de los años y creciendo en función de circunstancias de la época, sin obedecer a un plan rector con visión de futuro.
Complejidad adicional presentan las zonas conurbadas, que tienen como característica contar con autoridades distintas en la toma de decisiones y con zonas físicas integradas con alta dependencia mutua.
En Coahuila, a diferencia del resto de los estados, contamos con tres tipos de zonas metropolitanas. La primera está conformada por regiones conurbadas de municipios contiguos, como es el caso de Frontera-Monclova, Sabinas-San Juan de Sabinas y Saltillo-Ramos Arizpe-Arteaga. Las leyes federales y estatales son iguales, y el Estado funge como rector sobre la política de planeación regional.
La segunda es la conformada por municipios conurbados pertenecientes a dos estados diferentes. Es el caso de la Región Lagunera, con colindancia de las manchas urbanas de Torreón y Matamoros, en Coahuila, con Gómez Palacio y Lerdo, en Durango. Las leyes federales son iguales, pero las estatales son diferentes. Para abordar los temas de interés común se instaló recientemente la Comisión de Ordenamiento de la Zona Metropolitana Interestatal de la Laguna, con la participación de las autoridades de los tres niveles de gobierno y de consejeros ciudadanos.
Sin duda una gran iniciativa para homologar criterios y estrategias de planeación hacia el futuro. Desgraciadamente la propuesta está llegando con más de un siglo de retraso. Si nuestros ancestros hubieran tomado previsiones sobre el futuro desde el punto de vista metropolitano, la Zona de la Laguna tendría otra fisionomía interestatal, más integrada y eficiente.
La tercera es la que componen municipios plenamente integrados pero que pertenecen a países distintos. Del Río y Acuña, así como Eagle Pass y Piedras Negras, comparten zona, cultura, familia, economía y hasta huso horario. Las leyes federales y estatales son diferentes. Aunque se han realizado esfuerzos por constituir una comisión binacional, aún no ha sido posible armonizar los intereses de ambos países.
Con el anuncio de la instalación de la mega planta de Tesla entre las zonas metropolitanas del sureste de Coahuila con la de Monterrey se conformará en el largo plazo una zona conurbada interestatal, similar a la de la Laguna. Sin embargo, aquí sí tenemos la gran oportunidad de crear un organismo de planeación que dicte los lineamientos de desarrollo para la región. ¡Estamos a tiempo!
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