50 años de la autonomía de la Universidad Autónoma de Coahuila
Salvador Hernández Vélez
Producto de un movimiento impulsado por estudiantes y docentes comprometidos, el pasado 4 de abril la UAdeC cumplió 50 años de autonomía. La fundación de la Universidad de Coahuila culminó un proyecto largamente acariciado, que se remonta al sueño del gobernador Benecio López Padilla (1940-1945), el cual demoró doce años. Los esfuerzos para que nuestra entidad contara con una institución de estudios superiores, se concretaron hasta 1957, durante el gobierno de Román Cepeda Flores, con la expedición del decreto del Congreso del Estado del 30 de marzo de ese año.
La autonomía universitaria como idea, nació en la parte final de la Edad Media, en la Universidad de Bolonia en 1088, bajo la premisa de que la propia comunidad determinara quiénes debían dirigir las universidades y cómo administrarlas, fue uno de los factores que impulsaron el arribo del Renacimiento, esto constituyó un freno a la injerencia de la religión y de los gobernantes en el proceso de enseñanza.
Autonomía pues, no solo significa elección del rector, sino también de directores y directoras de las escuelas y facultades, que desde 1975 por medio del voto universal y secreto se hace; antes los nombraba el gobernador a través de la Junta de Gobierno. En las elecciones de las autoridades rectorales o de las coordinaciones, también aplica la segunda vuelta y la revocación de mandato. El ejemplo más significativo de segunda vuelta, fue en la Facultad de Administración y Contaduría de Piedras Negras, hace unos siete años; en la segunda vuelta, los contendientes quedaron empatados, y hasta la tercera vuelta se definió el ganador. También la revocación de mandato se ha aplicado en varias escuelas. Por otra parte, los integrantes de los órganos colegiados se eligen de igual forma, sin injerencias externas e internas.
La autonomía de la UAdeC también se refleja en que las y los universitarios deciden su propia normatividad para hacer posible el cumplimiento de sus fines, y tomar las decisiones de qué carreras ofertar, sin injerencias de ninguna índole. En esta etapa de la UAdeC se encuentran en proceso de reforma 33 programas de diferentes carreras y otros 20, con reformas parciales. Esto solo lo deciden las y los universitarios.
Recordemos que en América Latina la autonomía universitaria tuvo que ser conquistada, siendo pioneras en este campo la Universidad de El Salvador en 1871, aunque la misma fue derogada 14 años después y la recuperaron hasta 1927; después vino la Universidad de Córdoba en 1919, que es el referente continental; y en México, la primera fue la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, que se logró en 1929.
La autonomía universitaria de la UAdeC fue ganada a partir de la acción de un movimiento que, con ideas y movilización, llevó al entonces Gobernador del Estado, Eulalio Gutiérrez Treviño, a enviar, el día 30 de marzo de 1973, una iniciativa de reforma de la Ley Orgánica, al Congreso del Estado, en donde se contemplaba la autonomía, misma que fue leída, discutida y votada el 4 de abril de 1973. Podemos decir además que el movimiento de reforma universitaria dio a luz dos universidades autónomas en el Estado de Coahuila, la Universidad Autónoma de Coahuila y la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro.
A 66 años de fundada la UAdeC, resulta importante reflexionar sobre los avances conseguidos como institución. El crecimiento en cobertura pasó de 13 escuelas originales en 5 municipios, a 60 escuelas, facultades e institutos, 10 centros de investigación y 5 extensiones, con presencia en 20 municipios; decenas de miles de egresados que han contribuido a conformar una entidad más fuerte, con más de 38 mil estudiantes en la actualidad.
Hace unos días tuvimos una reunión del Consejo Universitario para iniciar una reforma en materia de paridad de género, esto es un paralelismo, porque hace 50 años nuestra universidad con su autonomía también impulsó un tipo de paridad, pero entre estudiantes y docentes. No podemos como comunidad dar por sentada la autonomía, ya que la misma ha recibido ataques desde fuera. A diferencia del ejemplar diálogo que llevaron a cabo los universitarios que nos legaron la autonomía, hoy el diálogo y la conversación para impulsar las nuevas políticas para la educación superior, deben ser en colaboración social, para aprender conjuntamente.