viernes 25, abril, 2025

FRACTALIDADES

‘El Movis’: su legado de alegría y música para los viesquenses

Contaba que cuando había bailes, bodas o quinceañeras, el dueño de la fiesta le pagaba para que ‘rompiera’ la diversión. Luego le brotó su amor por el perifoneo

Salvador Hernández Vélez

A una cuadra de la capilla del Carmen, en el barrio La Tapatía, el día 8 de febrero de 1938 nació Juan Escobedo López en Viesca, en la casa grande de los Escobedo. Falleció el 1 de julio de 2017. “El Movis”, como lo llamaban, fue el primogénito de 12 hermanos. Sus padres fueron: Hilario Escobedo Baca y Eulalia López Guerrero. Le siguieron sus hermanos: Andrea (f) José Isabel (f), Juana (f), José (f), Dolores, Benito, Trinidad, Onésimo (f), María de la Luz (f), Celso (quien falleció ahogado en el río Aguanaval, en la inundación de 1973) y María Luisa (f).

“El Movis”, como todo niño viesquense, pasó parte de su tiempo jugando futbol, beisbol, trompo y canicas. Platicaba que su mamá lo regañaba porque quedaba su ropa marcada de “mapas”, por el sudor que, al mezclarse con tierra salitrosa, provocaba esas manchas en la ropa con contornos blancos. Culminó su educación primaria que, en aquellos años, era un gran logro. Le tocó apreciar y disfrutar de los manantiales hoy extintos.

Se casó con una viesquense, originaria del barrio de la plaza del Carmen, Julieta Hernández Sifuentes. Procrearon siete hijos: Estela (f), Ofelia, Juan Martín, María Elena, Gerardo, Sonia y Martha; a todos se les conoce como “Los Movis”, sobrenombre que han heredado con orgullo los nietos y bisnietos. El origen de su apodo se debe a que desde pequeño le gustaba mucho el baile y la música, participaba en todos los bailables de la escuela y empezó muy joven a bailar en las tardeadas. Siempre sobresalió en el baile, por eso el señor Cata de León le puso el mote de “El Movis”, porque cuando bailaba se movía mucho. Contaba que cuando había bailes, bodas o quinceañeras, el dueño de la fiesta le pagaba para que “rompiera” la diversión. Luego le brotó su amor por el perifoneo.

De joven, aun sin cumplir la mayoría de edad, fue ayudante del señor Guillermo McCoy, quien poseía un tocadiscos que instalaba en la plaza principal para las tardeadas y eventos sociales. Así, a sus 22 años, inició su propio negocio de “tocadisquero”, comenzando con dos discos de vinilo y un generador de energía que su papá, don Hilario, le patrocinó. Igualmente, inició el negocio de perifoneo: él era quien colocaba una bocina en un poste en lo más alto posible para dar avisos al pueblo, pues no existía otro medio masivo de comunicación. Su trabajo de tocadisco y perifoneo fue un éxito; era el más solicitado. Le ayudó también su carácter amable y amigable. Por eso, si querían contratar a “El Movis”, tenían que acudir a separar la fecha con tiempo y su respectivo anticipo.

Trabajaba a la par en la fábrica de sal por recomendación de don Pedro Rey de la Fuente; lo hizo en diferentes cargos. Como eran tiempos de bonanza por la empresa salinera, se animó y compró una rockola y se estableció en un estanquillo en la plaza principal: “El Club 7”. Ahí su esposa Julieta vendía refrescos, frituras y cigarros. A la rockola le ponían una moneda para que tocara la canción que los visitantes prefirieran. Así contaba la familia con otro ingreso, por eso decía que en Viesca estaba pobre el que quería, pues él había encontrado muchas formas de ganar dinero. Otra pasión de “El Movis” era la bicicleta, en el pueblo se le veía ir a su trabajo rodando, era su medio de transporte. De joven participó en varias ocasiones en las carreras de bicicletas que se organizaban en la comunidad Villa de Bilbao (donde están las dunas) a Viesca, al principio tenía que conseguir prestada una bicicleta, pero después compró la suya.

En la actualidad sigue su negocio de perifoneo en el pueblo: su hijo, Juan Martín Escobedo Hernández (con el mismo sobrenombre de “El Movis”), y su familia recorren en un vehículo las calles anunciando los avisos que le solicitan. Los niños salen corriendo y le gritan: “saludos para…” (dan el nombre de algún niño o niña) y él se los saluda; es todo un gusto para los pequeños que se sienten importantes al escuchar su nombre.

El sonido de “El Movis” sigue presente hoy en día en los eventos religiosos, deportivos (en las finales de beisbol, de futbol) y actos cívicos. Su hijo también tiene su tamborazo (donde participa toda la familia), es muy conocido en el pueblo y alrededores. Sin duda, “El Movis” dejó un legado alegre y musical para el pueblo, legado del que sus hijos hacen honor y siguen haciendo notoria su presencia en cada rincón y evento de Viesca, que traspasa generaciones.

jshv0851@gmail.com

Compartir en: