María de Jesús González Vélez: Socorrito
Desde los 17 años secundaba en las festividades del señor San Isidro Labrador… es una mujer bendecida al nacer, por eso sigue muy comprometida con su fe y el prójimo
Salvador Hernández Vélez
Socorrito nació en Viesca el 26 de septiembre de 1946. Sus padres fueron Antonio González Puentes y María de Jesús Vélez Adriano. Es la primogénita, le sigue José Ángel “el grande”, Armando (f), Juan Pablo (f), Julia, Antonia, Refugia, Eustacia, Santiago, Francisco y Antonio.
La señora “Socorrito” de niña vivió por la orilla de agua, en la avenida Castañeda, en casa de los González, rumbo a Juan Guerra. Cuenta que su mamá, doña Jesusita, le platicó que, en aquellos años de abundante agua por los manantiales, lavaban la ropa en la acequia y, en una ocasión, con apenas 7 meses de embarazo, le dieron los dolores de parto. Y Socorrito nació en la acequia del agua. Su mamá le comentó que le prometió a la virgen del Perpetuo Socorro que, si la salvaba, le pondría su nombre, pero su papá la registró con el de su mamá: María de Jesús.
No obstante, en su bautizo en la iglesia de Santiago Apóstol, el padre la nombró María del Socorro. Así, ante Dios, ella es Socorrito. Estudió primero y segundo de primaria en la escuela Enrique Madariaga Ruiz y la culminó en la Andrés S. Viesca. Después se capacitó con doña Jesusita de Ávila en la aplicación de inyecciones, iban a las casas donde eran requeridas, luego ella ya iba sola. Le pagaban 50 centavos por inyección. También hacía tortillas de maíz, las personas le llevaban la masa. Ayudaba a su mamá en los quehaceres del hogar: lavar la ropa, cocinar, limpiar la casa. Disfrutaba de los bailes con tocadiscos y también se iban a los ejidos en los aniversarios a las coronaciones de las reinas. Las acompañaba su vecina María de Jesús, que la apodaban “la Fea”. En los ejidos ayudaban a recabar dinero para apoyar a su candidata a reina.
De niña disfrutó el manantial de Juan Guerra, sus papás la llevaban y se quedaba en las orillas con otras chiquillas, le agradaba la sensación que le causaba el pisar las piedritas debajo del agua y los pellizcos de los pescaditos. Admiraba los lampazos en la superficie del agua, le impresionaba el color verde de las hojas. Asimismo, le gustaba meterse en la “cobachita”, en el manantial el Túnel y luego maravillarse del color azul del manantial Azul, al que no se le veía el fondo. El agua del Túnel alimentaba la acequia del Bilbao.
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Su papá sembraba ajo, maíz, trigo y otras plantas. La cosecha era para consumo de la familia, aunque también lo compartían con familiares y vecinos. Socorrito se casó con el joven Antonio Castañeda Dávila y procrearon tres hijos: Jesús, Édgar y María del Socorro.
Desde los 17 años, Socorrito secundaba en las festividades del señor San Isidro Labrador, que encabezaba don Tacho Mena. El día de raya, cada semana, iban a la fábrica de sal a pedir cooperación, en una cajita, para preparar la reliquia. Su abuelo materno, don Chago Vélez, fue el viejo de la danza y su papá danzante. Desde joven perteneció a la acción católica juvenil en la parroquia de Santiago Apóstol; siempre ha profesado un gran amor por la religión católica. Perteneció al coro de la Capilla de San Isidro. Fue por más de 30 años organizadora de la festividad de San isidro, en su casa se elaboraba la tradicional reliquia, el asado y las sopas para repartir a danzantes y al pueblo entero.
Al siguiente día, después de las festividades del 15 de mayo, empezaban a organizarse. Tenían su lista de personas de la comunidad que ayudaban con las sopas, otras con chile y otros ingredientes y la carne la compraban con el dinero que les depositaban varias personas. Preparaban 150 kilos de carne para que alcanzara para todos los devotos. La familia de Socorrito (hermanos e hijos) ha tenido danzantes o viejos de la danza en las festividades de San Isidro labrador. Ella además se encargaba de gestionar las necesidades de la capilla: pagar agua, luz, comprar el vino y otros requerimientos. Para ello hacía rifas. Su esposo, la “Cuala”, siempre la apoya.
Fue la custodia por más de 30 años y la coordinadora del sector San Isidro hasta la pandemia que, por su edad y para protegerse, se resguardó en casa.
Le gusta todo tipo de música, su preferida es la de los Montañeses del Álamo, le recuerda su juventud y los bailes. Socorrito es una mujer bendecida al nacer, por eso sigue muy comprometida con su fe y el prójimo, que la expresa con actos de bondad y misericordia, siempre en ayuda a quienes se acercan a ella. En su casa siempre hay una sonrisa y un taco para ofrecer.jshv0851@gmail.com