lunes 31, marzo, 2025

FRACTALIDADES

José Rodríguez ‘Peche’, el viejo de la danza de Viesca

Salvador Hernández Vélez

Hijo de la señora Juana Rodríguez, nació en Viesca el 19 de marzo de 1939, el día de San José, de ahí su nombre; y murió el 29 de julio de 2014 en su pueblo. También han fallecido sus hermanos (QEPD): Manuel, María, Rosa y Ernesto. La escolaridad de “Peche” fue básica, aprendió a leer y escribir porque cursó primer año en la escuela primaria Andrés S. Viesca. Desde muy pequeño aprendió a sembrar y cosechar todo lo que la madre tierra le brindaba a los viesquenses. En aquellos años el pueblo era un oasis, había agua. Se sembraba en los alrededores y en los traspatios de las casas.

Peche y su familia sembraban en el barrio de Coyotes durante la primera mitad del siglo XX. Él era experto en la siembra del ajo, les enseñó a varios a sembrar ajo de la mejor calidad, se organizaba para venderlo y esperar la mejor temporada de paga. Don Peche, Carmelito de la O, don Tacho Mena y otros agricultores cosechaban productos 100 por ciento orgánicos. Dicen que por eso en aquellos años no había tanta enfermedad, pues los alimentos eran naturales y regados con agua de los manantiales. También se dedicaba a la elaboración de carbón de mezquite, oficio que aprendió desde niño. Siempre anduvo activo, sembrando lo que era de temporada. Esa actividad le permitió tener con qué mantener a su familia. No se casó, pero ayudaba a sus sobrinos y sobrinas, quienes lo recuerdan con mucho cariño porque, además, él les compraba sus golosinas y les daba su domingo.

A los 12 años empezó a participar en la danza de plumas de la capilla, con el tiempo se aprendió todos los “sones” y pazos, y hasta que se convirtió en un muy buen danzante, le nació la inquietud de vestirse de “viejo de la danza”. Fue el primero del pueblo en hacerlo y cada 15 de mayo se vestía y danzaba en la fiesta de San Isidro Labrador. Poco a poco su personaje fue todo un éxito en la danza, ello motivó a otros niños y jóvenes a integrarse y a vestirse de “viejos de la danza”. Aunque Peche era el responsable de “arrear” con un látigo en la mano a los danzantes para que lo hicieran correctamente y que no flojearan, ni bajaran el ritmo, ni perdieran el paso al “son” del tambor y del violín. Era un espectáculo para la vista.

La vestimenta del “viejo de la danza” es de acuerdo con el personaje que deseen interpretar. En el caso del Peche, se vestía de agricultor y portaba unas tijeras grandes de fierro. Colocaba una silla en medio de la danza de plumas donde se sentaba algún danzante o alguien del público, y hacía la mímica como si fuera peluquero. Usaba huaraches de cuero, un sombrero de palma y en la cintura un muñeco amarrado con un cordón. Cuando se descuidaban los danzantes o las personas del público, les colocaba en la boca su máscara de viejito. Para los niños era aterrador, lloraban al sentir un muñeco feo que se les acercaba a su cara.

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El viejo de la danza es el más activo. Es una actividad agotadora, ya que debe andar todo el tiempo supervisando a los danzantes y se va hasta que finaliza la danza, esto es, hasta que matan a la Malinche, luego la acuestan sobre una sábana y le colocan las flores y los plumeros de los danzantes, le lloran y la cargan como difunta. Peche platicaba que desde niño le interesó integrarse a la danza en honor a San Isidro Labrador, para que intercediera por buenas cosechas. Participaba desde la víspera de los ensayos de la danza hasta finalizarla el 15 de mayo, esto era, desde las 5 de la mañana hasta las 12 de la noche. De su familia no fue el único danzante, también lo fue su hermano Ernesto Mejía Rodríguez (f), primero fue danzante y después violinista. La gente comenta que tocaba el violín como los mismos ángeles.

Cuando Peche murió, a los 75 años, sus vestimentas de viejo de la danza fueron obsequiados al joven Nandito Ibarra Flores, quien desde niño se interesó para ser “viejo de la danza”. Ahora Nandito enseña a nuevos niños. El pasado 17 de marzo, Ernesto, el hermano de Peche, falleció en el ejido el Arenal del municipio de Torreón. Ahora los dos se encuentran danzando en otro plano, y su legado sigue recordándose en Viesca, así como su calidad humana. Ambos aportaron a su pueblo a preservar sus tradiciones. Por su esmero, la ancestral danza de plumas sigue siendo una tradición vigente y muy valorada en Viesca. Un espectáculo de danza, vestuario y música que sigue conquistando los corazones de quienes la presencian.

jshv0851@gmail.com

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