jueves 19, septiembre, 2024

FELICIDADES AL ‘TEATRO NAZAS’ DE TORREÓN EN SU DÉCIMO SEPTIMO ANIVERSARIO»

 

 

Raúl Adalid Sainz

Sí, los teatros cumplen años y hay que cantarles las mañanitas. Así como hoy se las entono a ese entrañable, «Teatro Nazas», desde esta mañana nublada de este mi México Tenochtitlan.

 

Al «Teatro Nazas» lo conocí siendo cine. Era de los llamados de lujo en Torreón, de los de carita hablando en términos tabáquicos. Un inmueble enclavado en la calle Cepeda esquina con Matamoros. Dos películas circundan mis recuerdos de párvulo: «La Batalla de Waterloo», de Sergei Bondarchuk, con Rod Steiger (como Napoleón) y Christopher Plummer (como Wellington), y la otra, un divertimento lindo melodramático: «La Gran Aventura», con Juliancito Bravo y el Nino del Arco. Dos grandes imágenes personales me llevan de la mano por la vivencia. 

Recuerdo que en la primera de las cintas citadas fui con mi papá, tendría nueve años. Al salir de la función nocturna me llevó a cenar a «Los Farolitos», que estaban en la calle Rodríguez. A la vuelta del cine. Ahí me hablaba de Napoleón y de su terrible pérdida en esa batalla crucial de Waterloo contra los ingleses. 

En «La Gran Aventura», recuerdo a mi madre. Cómo llorábamos en el cine cuando el perrito, «Jackie», salía a salvo de las olas del mar de Acapulco, todos lo dábamos por ahogado. 

En ese «Cine Nazas», descubrí mi pasión de cinéfilo. En mi adolescencia lagunera recuerdo cuatro películas inolvidables: «El Francotirador», con mi admirado Robert De Niro, «El Cielo Puede Esperar», comedia entrañable con Warren Beatty, «Let it Be», con mis amados Beatles y una ráfaga de cátedra cinematográfica: «Apocalipsis Now», de Francis Ford Coppola. 

Después el cine se cerró y un día me enteré por medio del pintor y escenógrafo lagunero, José Méndez, QEPD, que se pensaba acondicionar como teatro el antiguo «Cine Nazas». Nos juntamos varios actores laguneros radicados en México, (Méndez, Meraz, De los Reyes, Kotsifakis, Oviedo, un servidor) y buscamos al director lagunero Rogelio Luévano, con la idea de montar algo y ofrecerlo para la inauguración de ese prometedor teatro lagunero que se iba a abrir. 

Pepe Méndez nos iba a hacer la escenografía. La obra elegida era: «Las Preciosas Ridículas», de Moliere. Un atractivo tenía el proyecto: los papeles de mujeres serían interpretados por hombres. Rogelio se puso malo y aquellos ensayos se suspendieron por la gravedad del maestro Luévano. El proyecto se sepultó con su partida. 

En el año 2004 supe de la inauguración del bellísimo «Teatro Nazas». Fue hasta el año 2013 que lo conocí como actor, al tener la dicha de estar ahí con la obra: «El Panfleto del Rey y su Lacayo», de Cutberto López. El poder convivir en el ámbito de la bonhomía de More Barret, su directora, fue precioso. Recuerdo que al final de la función, nos ofreció a mis compañeros escénicos, Tizoc Arroyo y Sergio Robledo, una paella de cena que departimos amistosamente en uno de los salones del teatro. 

El director teatral Otto Minera, en aquel tiempo en Torreón, nos acompañó en la mesa. Muy linda charla y risas vivimos. Instantes en que las horas se hacen minutos, éstos segundos. Pero también recuerdo el trato amable de Cecy Guerrero, de los diligentes técnicos, gente muy amable y cariñosa. Sin olvidar a mi madrina de la locución lagunera, la entrañable y talentosa Blanca Russek en el sonido de la impresionante sala del teatro lagunero. 

Les mando un abrazo de felicitación por estos diecisiete años de noble labor educativa-cultural por el bien de La Laguna. Feliz cumpleaños para el querido Teatro Nazas y que sean siempre: ¡Muchos, muchos más! Por ahora el telón se cierra escuchándose aún los aplausos y el «qué linda está la mañana en que vengo a saludarte». 

La foto corresponde al día de nuestra función en el Teatro Nazas: mi compañero actor Tizoc Arroyo y un servidor pedíamos al teatro su cobijo, recibíamos su acariciante energía. La función fue inolvidable para nosotros.

A los pocos días estrenamos, «El Panfleto del Rey y su Lacayo», en la Ciudad de México. La temporada fue un éxito. Duramos cuatro años en cartelera. El «Teatro Nazas», tuvo buena mano, fue un protector padrino de buena fortuna. 

 

Raúl Adalid Sainz, en algún lugar de México Tenochtitlan

 

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