miércoles 27, noviembre, 2024

Estrategia territorial

Federico Berrueto

Las campañas nacionales para persuadir al votante se van a desarrollar en dos planos, el mediático y el territorial. En el primero hay dos géneros muy diferentes, los medios convencionales y los digitales. El territorial o campo, es el trabajo casa por casa, comunidad, colonia y sección electoral; además, está el tema de la sinergia a construir entre la elección federal y las elecciones locales concurrentes.

Claudia Sheinbaum ha incorporado a dos exaspirantes con conocimiento de territorio, Adán Augusto López y Ricardo Monreal, quienes valen más que el porcentaje de votos de la encuesta con la que se decidió la candidatura. Tienen experiencia y en los ámbitos de su dominio conocen a los actores relevantes sean políticos, líderes de opinión, líderes sociales empresarios, opositores, en otras palabras, familiaridad con el mapa de poder. Si no cuentan con la información, saben a quién preguntar. Los nombramientos son un acierto de la virtual candidata de Morena. Además, tiene un equipo propio que ha probado buenas cuentas.

Xóchitl Gálvez por sus atributos lleva ventaja mediática, pero el territorio es fundamental. El PRI y sus líderes han ganado la imagen de buenos operadores, pero al menos los que ahora le dirigen, no lo son. Rubén Moreira fue el encargado en la elección de José Antonio Meade, con todo el apoyo y los recursos, y terminó con un ridículo 16%. Moreno no ganó ni en Campeche. La derrota reciente de Alejandra del Moral no se dio por la falta de votos en las zonas de voto tradicional panista, es más, los morenistas del oriente del estado no salieron a votar. La elección se decidió en la zona rural de dominio del tricolor. La estructura del PRI sirvió a Morena por la vía de la compra o porque quienes mandan así lo instruyeron. En breve, no son confiables y en la elección presidencial habrá mucho dinero e intimidación.

Otro acierto de Claudia Sheinbaum es la candidatura de Omar García Harfuch para el gobierno de la Ciudad de México. Como se advierte de la elección del Estado de México y antes, en la de 2021 en el corazón del país, hay el voto del descontento de las clases urbanas que castiga a Morena. Cierto, como dice Santiago Taboada, el aspirante más adelantado de la oposición, hay un rezago social acumulado de varios lustros, pero el tema de mayor peso es la inseguridad y García Harfuch goza de credibilidad transversal, es decir, no sólo en los afines a Morena o a AMLO.

Como quiera que sea, el Frente tiene en su conjunto enclaves regionales de fortaleza. Muchos refieren a las candidaturas a legislador y otros a las de gobernador, éstas son de mayor interés al votante y todavía más, la competencia en la contienda municipal. El Frente debe plantear una estrategia para las cien ciudades más pobladas, que registran un alto potencial de voto opositor. Representan poco más del 50% del padrón e inciden en 160 distritos electorales federales. Allí se decidirá no sólo el futuro de la elección presidencial, también la de Senadores y la de Diputados, como en 2018. Es el terreno natural para una campaña de medios y territorial del Frente y de Xóchitl.

Las encuestas tienen un efecto perverso si se les interpreta superficial y literalmente; al igual que con el PRI 30 años atrás, es normal que los escenarios iniciales favorezcan al partido gobernante. El problema es que los candidatos, partidos y equipos de campaña están empeñados en utilizarlas como instrumento de propaganda, no como preciado recurso de información para una estrategia eficaz. Por esta razón muchos estudios dan resultados que pareciera que la elección sería fácil para Morena y sus candidatos. No será así porque las encuestas convencionales no observan con rigor las condicionantes para la definición del voto, el mundo de las emociones, de ahí lo errático de sus resultados. No prevalece el elector racional sino el emocional. Xóchitl tiene ventajas, pero requiere el despliegue de sus atributos en acciones que impacten al votante, particularmente a los menores de 35 años. Por su parte, Claudia tiene a su favor el aparato y a López Obrador que no es poca cosa, como se vio en la competencia por la candidatura.

En otro momento se abordará el apoyo a Claudia de los gobernadores, arma de dos filos.

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