Luis Alberto Vázquez Álvarez
El Estoicismo es una escuela filosófica fundada en Atenas en el siglo III a. C por Zenón de Citio, de ella destacan pensadores profundos como Séneca (4 a.C. -65 d.C.), Epicteto (50-135 d.C.) y el emperador romano Marco Aurelio (121–180 d.C.). Todos ellos centraban la vida cotidiana, ya sea personal, social y hasta pública en la razón y el autoconocimiento para alcanzar la felicidad y la tranquilidad.
La razón en el diario vivir, valentía, autocontrol, conocimiento del carácter personal y la sabiduría que nace de la aceptación del momento tal como se presenta, cualesquiera que sean las circunstancias sin ceder al deseo del placer o a nuestros miedos eran sus principios fundamentales. Se debe emplear nuestra mente para comprender mejor al mundo y, mediante la cooperación y la liberación de la necesidad de los bienes materiales, conseguir una sociedad mejor para todos, más justa y equitativa.
Hoy el mundo enfrenta problemas de múltiples índoles; no se conoce un sistema político-social que ofrezca soluciones plenas para salvar a la humanidad. Las crisis mundiales, en especial las económicas y comerciales pareciera que buscan satisfacer únicamente al materialismo dominante, Todo indica que en breve surgirá una guerra terrible, con todo tipo de armamento que destruiría no solo a las naciones beligerantes, sino al planeta entero.
Platón en su obra “La República” propone un “Príncipe Filósofo” que sería un magnífico gobernante, sería amante del conocimiento, no buscaría el poder por ambición, sino por deber y estaría comprometido con la búsqueda de la verdad. Viviría con moderación, sin dejarse llevar por deseos o ambiciones personales, su gobierno estaría orientado hacia el bien común y aplicaría todo su programa gubernamental para lograr la justicia.
Varios poderosos gobernantes en oposición a la filosofía estoica se alinean más hacia el maquiavelismo y actúan según la regla: «el fin justifica los medios». Prefieren las apariencias a la realidad; no les importa si sus decisiones son honestas, inteligentes o benefician al pueblo, les basta con que parezcan legales y ofrecen mentira tras mentira; para tratar de borrar sus errores y sus aberraciones las disfrazan de seguridad nacional.
Ofreceré varias frases estoicas hoy aplicables tanto para actitudes personales como políticas que afectan a seres humanos, sin decir a quienes o a que aludo:
Podrás amenazarme, encadenarme, encerrarme o exiliarme. Pero yo te recuerdo que ni Zeus podría quitarme el poder de decidir mi actitud. (Epicteto) Acusar falsamente a personas honestas enviándolas desde cárceles inquisitorias hasta países remotos, insultar soezmente a sus invitados oficiales solo porque “alguien” quiere demostrar que tiene poder.
Cuando hayas de sentenciar, procura olvidar a los litigantes y acuérdate sólo de la causa (Epicteto) en lugar de este adagio se manipula depravadamente a otros para lograr fines perversos; es preferible mantener un poder corrupto basado en la “venta de justicia al mejor postor” que votar por uno que pudiera ser legítimo, para ello Maquivelo recomienda desprestigiar y satanizar todo intento de dignificar la justicia.
El que hace el bien a otro, también hace el bien a sí mismo (Seneca) y por ahora conozco a varias personas en poderes ejecutivos latinoamericanos y a un Papa que ejercen este principio y otros de ese nivel que acaban de fallecer.
Una ciudad no está adornada por cosas externas, sino por la virtud de aquellos que habitan en ella (Epicteto) un megalómano que estafó a sus electores, pero sus fanáticos le están construyendo una imagen carismática y lo presenta como salvador, pero es un Polifono estilo Odisea, incluso vive contradiciendo promesas, principios, valores éticos y jurídicos. Con esa persona aplica lo dicho por Séneca: No hay viento favorable para el que no sabe dónde va.
Si alguien demuestra que estoy equivocado, contento cambiaré de proceder, puesto que busco la verdad y nunca nadie ha sido herido por la verdad Marco Aurelio; Maquiavelo apuntaría: Todo gobernante debe ser astuto, pragmático y eficaz, incluso si eso implicaba actuar con engaño o crueldad. Es mejor ser temido que amado. El gobernante debe aprender a no ser bueno cuando la situación lo exige.
Concluyo con Marco Aurelio en un profecía lapidaria y vigente: Mira hacia el pasado, con sus imperios cambiantes que se alzaron y cayeron, y serás capaz de prever el futuro.