sábado 4, mayo, 2024

Es que no quieren trabajar…

Sandra Sierra Limones

La patrona de Flor dice que las mujeres no quieren trabajar.  La patrona tiene un negocio de banquetes. Flor se encarga de la casa, y como la patrona se desvela, a veces puede entrar a hacer la limpieza a su recamara hasta las 3 o 4 de la tarde, aunque el patrón le dice que puede entrar, ella prefiere no molestar.

La patrona de Flor no consigue empleadas: “son unas atenidas” dice:  paga 1800 la semana, pero hay que trabajar sábado y domingo, y salir muy tarde, y los taxis son caros, y hay riesgo. Flor piensa que, aunque una mujer este vieja hay riesgo, porque, pues los hombres son hombres.

Flor tiene a su marido anexado. Los suegros lo pagan, pero ella ayuda con la despensa que le tienen que llevar cada semana. Tiene tres hijas y la grande se tuvo que salir de estudiar enfermería, porque desde que es ella sola la que lleva el gasto, pues no alcanza. Su marido empezó con el cristal y dejó de trabajar, y dejo de comer, y dejó de vivir. Ya parecía una calaca que entraba y salía, con los ojos desorbitados siempre, la mirada perdida, los huesos salidos de todos lados y un tufo que se sentía a una cuadra.

La patrona de Flor fue al salón de belleza: Llegó quejándose, 2500 de las “luces”, 800 de las pestañas, 400 de las uñas… que desconsiderados… casi cuatro mil pesos, más la gasolina de la semana, y los clientes que no entienden que todo sube.  La suburban le está sacando los ojos se hubiera quedado con su sienna…  si el personal supiera el esfuerzo que es mantener un negocio… hasta Seguro Social les da.

Flor acepta un trabajo de tarde en otra casa.  La patrona se enoja porque no prefirió irse con ella a los banquetes, pero no puede llegar de madrugada a su casa, su niña más chica tiene 9 años, y a veces extraña a su papá, y se pone llorona, y ella tiene miedo, porque se junta con niñas más grandes, unas que hicieron un pacto en la escuela de morirse y tomaron clonazepam. El director de la escuela juntó a las mamás y las regañó. Y ya… y ella tiene miedo de que su hija haga algo así, por eso quiere llegar siempre a la hora de verla despierta.

La patrona de Flor le dijo ayer que está muy estresada. Se va de viaje tres semanas, a un lugar con muchas letras, muy difícil de decir. Dice que van a cerrar la casa, pero que ella le habla cuando ya casi vuelvan y que se vaya a descansar. Cuando le preguntó si le iba a pagar, aunque sea algo ese tiempo, la patrona abrió mucho los ojos, se le saltó una vena en medio de la frente y le dijo: “eso es lo que a ustedes les gusta, nomás estirar la mano… por eso no progresan, dime, quien te va a pagar sin trabajar, nadie absolutamente y sabes que, olvídalo… ya no te voy a hablar cuando regrese”.

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