viernes 27, septiembre, 2024

En el tintero

Jessica Rosales

Morena & Morena

Morena en Coahuila continúa con una crisis interna que ahora se agudiza con el enfrentamiento público entre dos de sus figuras más relevantes: el diputado local Alberto Hurtado y el líder estatal Diego del Bosque. Lo que inicialmente parecía ser una crítica constructiva se ha transformado en un conflicto que refleja no solo las tensiones dentro del partido, sino también la profunda división que impide a Morena consolidarse en el estado.

Alberto Hurtado no se ha guardado nada al señalar que la dirigencia de Del Bosque ha sido un fracaso. Para él, Morena en Coahuila carece de liderazgo, de una visión clara y de objetivos alcanzables. A pesar de los avances del partido a nivel nacional, con figuras como Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum a la cabeza, el diputado denuncia que el crecimiento en la entidad es solo un reflejo del arrastre federal, sin logros propios. De hecho, Hurtado deja muy claro que, desde 2018, Morena no ha logrado ganar un solo distrito local por mayoría. Para él, esto es inaceptable y una muestra de la ineficacia de la actual dirigencia.

Del otro lado, Diego del Bosque ha respondido con un tono más conciliador, aunque no menos punzante. Si bien acepta las críticas de Hurtado y reconoce los desafíos electorales de Morena en Coahuila, no pierde la oportunidad de recordar que dentro del partido hay distintas visiones sobre cómo hacer política. Del Bosque sugiere que Hurtado y su difunto mentor, el senador Armando Guadiana, se inclinan por una postura más cercana al PRI y al gobernador, una acusación que busca descalificar a su crítico posicionándolo como parte de un ala «conciliadora» y alejada de los principios más duros del partido.

Este enfrentamiento pone de manifiesto una de las mayores debilidades de Morena en Coahuila: la falta de unidad interna. Mientras Hurtado exige una renovación urgente en la dirigencia, Del Bosque se defiende apelando a la pluralidad de ideas dentro del partido, pero esto no oculta el hecho de que Morena está fracturado.

Lo más preocupante de este pleito es que, mientras Morena se enfrasca en luchas internas, el PRI sigue siendo la fuerza dominante en Coahuila. En lugar de aprovechar el desgaste de los partidos tradicionales, Morena parece estar atrapado en sus propios desencuentros, sin una estrategia clara que le permita avanzar.

El llamado de Alberto Hurtado a una reestructuración urgente no es solo una crítica, es un grito de alerta. Morena en Coahuila necesita dejar atrás los personalismos y enfocarse en construir una dirigencia sólida que le permita competir seriamente en las urnas.

El futuro de Morena en Coahuila dependerá de su capacidad para resolver estas disputas internas y unificar sus distintas facciones. También resulta urgente que se consolide un liderazgo fuerte que sume y no divida, algo que no han podido lograr. De lo contrario, seguirán siendo un partido que, aunque crece a nivel nacional, permanece irrelevante en el escenario local. Y eso, al final, solo beneficiará a sus adversarios políticos.

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