martes 26, noviembre, 2024

En el tintero 

Jessica Rosales

Los peligros ocultos de InDriver

Hace unos meses, decidí abrir a mi hijo adolescente la opción de la movilidad a través del uso de taxis de aplicación móvil. InDriver se había convertido en una buena opción por la facilidad de acceder, tarifas competitivas, la disponibilidad y los aparentes protocolos de seguridad. Sin embargo, una experiencia reciente me hizo reconsiderar seriamente su uso.

La semana pasada, tras un accidente que dejó mi auto en un taller mecánico, tuve que depender completamente de InDriver para mis desplazamientos. Aunque reconozco que algunos de los servicios fueron seguros y acordes a la plataforma digital con choferes amables y respetuosos; me topé con situaciones que me dejaron seriamente preocupada.

En al menos tres ocasiones, me encontré con autos en los que se activó un seguro de niños inmediatamente después de que abordé la unidad, lo que impide al usuario bajar hasta llegar a su destino. Si bien esto puede parecer una medida de seguridad para ambas partes, pues el chofer garantiza su pago y evita que el pasaje salte en movimiento por algún malentendido, como ya ha pasado en Saltillo, resulta inquietante pensar en la posibilidad de quedar atrapada en el vehículo de un desconocido, especialmente si el conductor tuviera malas intenciones.

En uno de los servicios identifiqué al chofer en estado inconveniente, fue difícil percibirlo, pero conforme avanzaba noté algo extraño en el conductor y muy ligeramente un aliento alcohólico casi imperceptible, pero que coincidía con un extraño comportamiento, mi destino estaba muy cerca así que terminé el viaje y bajé asustada.

En una ocasión, el auto no coincidía con la información mostrada en la aplicación. En ese mismo viaje, sufrí acoso por parte del conductor al momento de bajar del automóvil, en el cual, por cierto, se activó el seguro de niños, lo que me hizo sentir completamente vulnerable. 

Me doy cuenta de que cometí un error al subir a un auto cuyos datos discrepaban con la información de la aplicación móvil; y confirmé mi mala decisión cuando sufrí el acoso del chofer en ese servicio. Con cierto temor de que el chofer me identificara, reporté el incidente, pero me queda la duda: ¿Qué garantiza un seguimiento efectivo a esa queja cuando ninguna autoridad interviene? ¿Quién revisa el uso adecuado de las unidades? ¿Habrá consecuencias?

Es cierto que, en los últimos años, el crecimiento de los servicios de transporte privado ha cambiado radicalmente la forma en que nos movemos por la ciudad. Plataformas como InDriver han ganado popularidad por ofrecer ventajas significativas sobre el taxi amarillo tradicional. Entre ellas, destacan la posibilidad de negociar el precio del viaje, una mayor disponibilidad de vehículos y la comodidad de solicitar un auto desde una aplicación móvil. Sin embargo, la falta de regulación también ha revelado serias lagunas que hacen de este servicio una opción potencialmente insegura.

A pesar de sus beneficios, la falta de regulación en los servicios de InDriver plantea serias preocupaciones de seguridad. La discrepancia entre el vehículo mostrado en la aplicación y el que realmente llega, algo que se ha vuelto común. Esta falta de transparencia no solo genera desconfianza, sino que también puede ser peligroso, ya que impide a los pasajeros identificar de manera confiable el vehículo que deben abordar.

La falta de un control riguroso sobre los antecedentes y comportamientos de los operadores puede dar lugar a situaciones incómodas e incluso peligrosas para los pasajeros como es el acoso. Los taxis tradicionales, aunque no están exentos de problemas, suelen estar mejor regulados en este aspecto, con sistemas de quejas y sanciones más establecidos, pero desafortunadamente tienen amplias desventajas respecto a la eficacia del servicio.

Es crucial que las autoridades implementen normativas que obliguen a estas plataformas a cumplir con estándares de seguridad. Esto incluiría verificaciones exhaustivas de antecedentes de los conductores, inspecciones regulares de los vehículos y la implementación de características de seguridad obligatorias.

Además, deberían tener un sistema transparente y accesible para que los pasajeros puedan reportar problemas y recibir respuestas rápidas y efectivas. Solo así se podrá garantizar que los beneficios de servicios como InDriver no se vean eclipsados por los riesgos que actualmente conllevan.

En conclusión, mientras que InDriver y otras plataformas de transporte privado ofrecen ventajas innegables en términos de precio y conveniencia, la falta de regulación adecuada plantea serios riesgos de seguridad. Es necesario un marco regulatorio robusto que proteja a los usuarios y garantice un servicio seguro y confiable; de lo contrario, nos dejan a los usuarios vulnerables.

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