Jessica Rosales
La manzana de la discordia Parte II
En la entrega pasada les platicamos en este espacio sobre diversas voces que señalaban a un presunto responsable del rompimiento de la colación del CEN del PAN nacional con el PRI de Coahuila, sin embargo, recibimos reacciones, aclaraciones, desmentidos y nuevos datos que vamos a compartir.
Perfiles importantes al interior del PAN señalaron al exdiputado Marcelo Torres Cofiño como la persona que influyó en Marko Cortés para el desastroso encontronazo con Coahuila, así que le preguntamos directamente de estas acusaciones.
El albiazul como siempre tuvo apertura con nosotros y desmintió los comentarios vertidos en su contra, pues asegura que jamás, para esta elección, se ha manifestado interesado en la candidatura a la alcaldía de Torreón ni de ninguna otra, pues cuenta con un importante encargo en la campaña de Xóchitl Gálvez por lo que se encuentra viajado constantemente.
Suena muy convincente considerando que el exdiputado no tiene un pasado político conflictivo y hasta ha sido conciliador, pero, además, exigió una explicación de lo que había ocurrido y lamentó que nadie haya salido a esclarecer la situación “es hora de que nadie responde el teléfono”, dijo.
Entonces seguimos investigando qué había pasado, recopilamos más opiniones de panistas y hasta de priistas, nos fuimos a las evidencias de quién había manifestado interés de candidaturas y no fue beneficiado. Encontramos cosas interesantes.
¿Recuerda la molestia del exgobernador Miguel Riquelme cuando se comenzó a especular que iría a la campaña de Xóchitl Gálvez? ¿Quién y por qué le dijeron a la precandidata que el exgobernador de Coahuila se integraría a su equipo si él no estaba interesado porque tenía otros planes ya conocidos? La candidatura al Senado.
Es evidente que sí existe un ambicioso lagunero que logró desviar la atención y ganar tiempo para poder lograr sus objetivos, mismos que no alcanzó, pero no es Marcelo Torres Cofiño.
El exalcalde de Torreón, Guillermo Anaya Llamas, manifestó abiertamente en sus redes sociales su interés por la senaduría obviamente por el Frente Amplio por México, y tenía como segundas opciones una diputación federal o la alcaldía del municipio lagunero. Es más que evidente quién pretendía con esa estrategia quitar a Miguel Riquelme del camino, pero no lo logró.
Si nos vamos al famoso convenio de la coalición en el que, entre otras cosas, exigía la ratificación de Bernardo González como magistrado, seguimos encontrando al exalcalde en el camino, es de todos sabido que son grandes amigos.
A eso agréguele que el día que vencía el plazo para firmar la coalición en el Instituto Electoral de Coahuila, unas horas antes los panistas Memo Anaya, Bernardo González, Gerardo Aguado y Elisa Maldonado comían en un conocido restaurante al norte de Saltillo, lucían felices y despreocupados, ¿seguían buscando la forma de presionar a sus intereses por encima de los del propio PAN y los de Coahuila?
Pero no existe aquí un solo responsable, no puede alguien ser tan, usted sabe que, de dejar influenciarse por un grupo de personas y exhibirse así a nivel nacional, eso solo fue el pretexto. Es más que evidente que Marko Cortés siguió instrucciones de quienes se benefician ampliamente con todo esto, claro, el propio Andrés Manuel López Obrador y su partido Morena.
Coahuila ha sido por años un estado que a toda costa busca arrebatar Morena, pero los ciudadanos no los han aceptado. El actual gobernador Manolo Jiménez les resulta incómodo y hasta riesgoso, pues representa un gran activo en seis años y por eso necesitan atacando desde el inicio de su administración.
Qué pena que los militantes del PAN sigan sin tener una explicación y ahora anden mendigando coaliciones de facto por errores de quienes en este momento tienen el liderazgo y siguen teniendo secuestrado su partido. Si el PRI no acepta esa alianza informal, porque además el tricolor no los necesita, probablemente estén en riesgo de hasta perder el registro.