viernes 1, agosto, 2025

EN EL TINTERO

Lectura en crisis: ¿quién lee en la era digital?

Jessica Rosales

Por años, se ha dicho que en México la gente ya no lee. Pero lo cierto es que leer no ha desaparecido, simplemente ha cambiado de lugar. Ahora, muchos mexicanos prefieren leer en el celular o la computadora, en lugar de usar libros impresos. Especialmente entre los jóvenes, la lectura digital ya es parte de su vida diaria.

Según datos del Módulo sobre Lectura (MOLEC) 2024 del INEGI, el 69.6 % de los adultos en zonas urbanas dice haber leído algún material en el último año. Eso incluye libros, revistas, periódicos y también páginas de internet, foros o blogs. Pero esta cifra ha ido bajando en los últimos 10 años. En 2015 era del 84.2 %. Es decir, estamos leyendo menos.

Una razón importante es la desigualdad. En las zonas rurales, más de la mitad de los hogares no tiene acceso a internet. Eso significa que millones de personas están quedando fuera de esta nueva forma de lectura. La llamada “brecha digital” sigue siendo una barrera fuerte.

Aun así, la lectura digital ha crecido muchísimo. En 2016, solo el 6.8 % de los lectores mexicanos leía libros en formato digital. Para 2021, esa cifra subió al 21.5 %. También aumentó el número de quienes leen revistas o periódicos desde una pantalla. Lo digital llegó para quedarse, aunque no todos pueden acceder.

Los jóvenes de entre 18 y 24 años son quienes más leen en internet. El 70 % de ellos usa páginas web o blogs como fuente de información o entretenimiento. Sin embargo, muchos siguen leyendo libros en físico. Esto muestra que lo digital no ha reemplazado al papel, sino que ambos conviven.

El problema es que no todos leen con profundidad. El 82 % de los lectores en México hace otras actividades mientras lee. Solo el 17 % se dedica exclusivamente a la lectura. Esto puede afectar la comprensión, ya que leer distraído no es lo mismo que leer concentrado.

Además, el número de libros leídos al año también ha bajado. En 2024, el promedio fue de 3.2 libros por persona, menos que en 2022. Y muchos leen por obligación, no por gusto. La mayoría lo hace para entretenerse, pero también por trabajo, estudio o cultura general.

Otro reto es el acceso económico. Cada vez más personas tienen que pagar por sus libros. Antes, más de la mitad se conseguía gratis. Ahora, casi el 60 % tiene algún costo. Leer se está volviendo un lujo para quienes no tienen los recursos.

También influye lo que vivimos en nuestra infancia. Las personas que tuvieron libros en casa y vieron a sus padres leer, hoy siguen leyendo. En cambio, quienes no tuvieron ese estímulo desde pequeños, difícilmente desarrollan el hábito lector.

La lectura está cambiando y eso no es malo. Lo importante es que todos podamos acceder a ella, ya sea en papel o en pantalla. Necesitamos políticas que fomenten la lectura desde la niñez y reduzcan la desigualdad digital. Porque leer no es solo un pasatiempo: es una herramienta para entender el mundo, tomar decisiones y participar en la sociedad.

Compartir en: